EL GENERAL MONZON ANTE LA DIADA
En la cadena Televisión 12, propiedad y controlada
ideológicamente por la iglesia católica, en una tertulia en la que
habitualmente participan algunos personajes grotescos defendiendo una ideología
de extrema derecha, con motivo de la celebración de la impresionante Diada en
Catalunya, después de despacharse contra esa manifestación multitudinaria,
democrática y festiva de la población catalana en demanda de la independencia
de su nación, conectaron con Barcelona con uno de los organizadores de la
cadena humana, para responder a cuestiones que le planteaban los contertulios desde
los estudios de Madrid. Al margen de la ironía, sonrisas despectivas y
comentarios humillantes a los que respondió con seriedad el representante
catalán, le tocó el turno al general Monzón que
se encontraba entre los tertulianos. Después de ridiculizar y banalizar
la gigantesca manifestación de un millón seiscientos mil ciudadanos, quiso
mostrar su erudición sobre la historia de Catalunya y del origen de la Diada. El
interlocutor desde Barcelona escuchó con respetuoso silencio las superficialidades y desprecios a los
catalanes y contra la historia de esa nación y concretamente de los sucesos
épicos de 1715 en El Fossar de Les Moreres. Cuando daban la palabra al catalán,
se escuchaban comentarios y risitas de los contertulios, resaltando los exabruptos en voz gruesa del
general interrumpiendo continuamente a lo que respondía el citado interlocutor, guardando éste silencio
hasta que el general creyera oportuno permitirle continuar con sus argumentos.
Realmente la actitud paciente y educada del catalán puso de manifiesto que fue
una lección de educación y capacidad de diálogo para soportar aquellas groserías sin mostrar ninguna
defensa. Cuando el general, con sus gritos cuarteleros y sin respeto alguno, le
preguntó quien debería ser el que votara en la consulta sobre la independencia,
respondió el paciente catalán, que debería ser el pueblo catalan, puesto que es
un asunto que les concierne a ellos en exclusiva. Ante esta respuesta el
general, lleno de cólera le grita que no, que deberemos ser todos los españoles
porque así lo señala el artículo 2º de la Constitución. El catalán vuelve a
responder que serán los catalanes a
pesar de lo que diga la Constitución. Nueva bronca del general a la que se unen
las risas despectivas de los restantes compañeros, viéndose al señor catalán respetuosamente
esperando a que le permitan responder.
Cuando lo logra, de nuevo interrupciones permanentes del general denunciado que
esa reacción supone una incitación a la rebelión, lo que obligará a actuar a los
ejércitos. Entonces el respetuoso catalán responde con serenidad, pero con
vigor, que aunque lo diga la Constitución o manden los ejércitos, que allí les
esperarían, pues contra la decisión de un pueblo concienciado no hay
constitución ni ejército que frene las ansias de independencia de Catalunya.
Para que seguir con el relato: el desbarajuste de los tertulianos con el
general al frente y la provocación sibilina y cínica del locutor, con la
reacción correcta, pero firme del representante de la línea nacionalista,
terminó con un corte de la conexión sin más. Ayer se mostró un ejemplo de la
capacidad negociadora y democrática de los defensores de la línea militarista y
prepotente de los vencedores y herederos del 36.
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