miércoles, 24 de junio de 2020

MORALINA BARATA



 MORALINA BARATA
La Hacienda Foral de Gipuzkoa informa que ha aflorado 237 millones de € en el 2019 procedentes  de inspecciones..  Su director, Larrañaga,  ha declarado ufano: “El rechazo social es más efectivo que cualquier actuación de la Hacienda”. Curiosamente la noticia se publica coincidiendo con la convocatoria  las próximas  elecciones en julio. Sin duda que se trata de una excelente noticia,  pues supone el esfuerzo de persecución a quienes adolecen de conciencia tributaria. Decía un prestigioso fiscalista que los textos sobre Hacienda Pública son tradicionalmente exhaustivos  en lo referente a la descripción de los sistemas de recaudación. Sin embargo, no mencionan el método de efectuar el gasto, quizá porque los que deciden sobre el destino y la cuantía del  gasto   se consideran capaces de realizarlo sin el concurso de  la ciudadanía, pues  es  asunto de expertos y  que la misión del contribuyente se debe limitar a aportar lo que le corresponde y callar. Al margen de la actitud triunfalista del Diputado General  hay que elogiar la labor de los inspectores  para  recuperar estos fondos  para la GFA .  Porque su función, además de recaudadora es divulgadora de una mentalidad  de justicia social y fiscal  si los políticos que manejan los fondos públicos  son ejemplares. Desgraciadamente los casos de corrupción en las haciendas vascas  son demasiado frecuentes y  la imagen  de los casos de  políticos que comparecen ante los tribunales  en  el estado español constituye un género literario que  ha dado prestigio mundial.  Resaltar la actuación de los  inspectores  que han  realizado 120.000 actuaciones.  Convendría moderar la euforia  de los políticos que alardean de  éxitos recaudatorios   divulgando   esta cruzada moralizadora. No sería  de desdeñar   si  el político demostrara  públicamente  el uso selectivo  eficaz de los fondos  que administra, y no sólo respecto a la represión de  la corrupción,  sino por la desidia a la hora de analizar la eficacia y rentabilidad  social  de las inversiones comprometidas evitando  gastos e inversiones superfluas o megalómanas  para competir sin criterios racionales.  La calidad de la democracia de un pueblo es función de su   conciencia fiscal.

1 comentario:

IRIS dijo...

Jajaja, perdona que me ría. La Hacienda Foral o Nacional,somos todos pero unos más que otros.
Hay muchos ingenieros que con la ingeniería hacendosa del birli birloque hacen puentes a tutiplén y cuando se derrumban a ellos jamás les pilla debajo...sólo a los que no por gusto, sino por necesitad, los tienen que atravesar.
Lo primero sería dotar de instrumentos de personal y material, para evitar que esos ingenieros salgan generalmente ilesos o con una simple multa del caos que su ingeniería hace a la sociedad.
A nadie le gusta pagar impuestos, claro que no, pero los que pagamos lo hacemos a pesar de que tengamos un salario medio (o menos-medio)o pensión contributiva, lo hacemos porque es necesario para que haya una Sanidad Pública, una Educación Pública y pensiones dignas entre otras cosas que la sociedad necesita urgentemente, además de que es de justicia el reparto equitativo para la sociedad a la que pertenecemos.
No necesitamos esa España de Trincones o Evasores españolistos que ponen sus huevos crematísticos en diferentes cestas de los paraísos fiscales, o, dependiendo de su poder político hagan sus "negocietes y volquetes" con dinero público y que no se inmuten ni la "ciega Justi" ni la sociedad a la que han esquilmado.
Saludos!!