EL OCASO DE LA
IGLESIA
Se quejaba el Papa Francisco de que el Diablo ha aparecido
en la Iglesia, la multinacional más antigua del mundo, que le ha llevado a la actual crisis. Algunos ingenuos pensaban que el Diablo y esos espacios telúricos habían sido ya superados
por los avances de la ciencia y la
teología desterrando la idolatría como método
para provocar el terror como doctrina para estimular la búsqueda de la verdad y el bien. A no ser que
llame Diablo a los cardenales
de la Curia Vaticana, a curas
pederastas, a obispos que les protegen, que inmatriculan a su nombre propiedades sin dueños conocidos, a nuncios y cardenales del cuerpo diplomático más maquiavélico
para negociar con otros estados el mantenimiento del sistema económico social injusto de esta sociedad radicalmente secularizada. Ciertamente la
voluntad del Papa de airear a la iglesia
para que se renueve y entre de nuevo el
Espíritu es saludable para volver a las fuentes del Evangelio. Este ocaso no
significa fracaso, pues se trata de que la iglesia se desprenda de las adherencias materiales acumuladas a lo
largo de su historia que ha supuesto la
traición a la doctrina de Jesucristo. La iglesia católica no puede pretender seguir dando la imagen triunfante aduciendo el argumento de la salvación del
género humano, cuando en su historia ha participado en guerras, impuesto la fe a sangre y fuego manteniendo tribunales como la Inquisición
que condenaban al tormento a quienes se desviaban
de la fe oficial impuesta desde la Curia de Roma La paulatina sangría de fieles tiene su origen en la falta
de adaptación de sus normas a esta
sociedad secularizada a la que, por medio de la idolatría mantiene
a sus feligreses en la ignorancia a base
de ritos paganos propios de creencias animistas primitivas que eviten que se pongan en duda los dogmas, muchos de ellos pugnan con la evidencia de una sociedad secularizada,
culturizada y racional que hace
incompatible la fe auténtica con prácticas
que tienen mucho de manipulación ideológica y que la población culturalmente
más formada ha abandonado por ser
opuestos a los principios evangélicos. Habría que pensar en volver a los orígenes que describen los Hechos de los Apóstoles.
1 comentario:
Bueno, la Biblia en gral. antiguo y nuevo testamento es la mayor trola escrita desde que el homo sapiens se puso de píe y pudo emitir sus primeros sonidos guturales e hizo dibujos en las cuevas.
Los Hechos de los Apóstoles fueron escritos después de unos cuantos-muchiiisimos años de muerto Cristo y basados en relatos orales e irreales que cada cual adornaba a su manera y la Iglesia les ha ido añadiendo dogmas y capítulos and hoc que vienen muuu bien para su buen y lucrativo status.
Desde que el primer papa inaguró la era papal y nombró a Diablo su leal oposición, sólo Dante escribió aproximándose, en su obra El Infierno, donde iban a parar los prebostes de la iglesia.
Resumiendo que Cristo resucitado, viendo como está la cosa de la iglesia, pensará que ni por asomo se le ocurre volver por el trabajo descomunal que tendría al desalojar de la iglesia a tantos mercaderes de Bulas-Sicav, de Ostias S.A.y Asociados-Grup...con lo bien que se está en el Paraíso y sin tener que cargar con tan pesada cruz.
Saludos
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