LLARENA DE NUEVO EN OTRO JARDIN.
A Don Pablo le crecen
los enanos: las autoridades belgas
presentan una petición al juez Llerena
para comparecer ante un tribunal de este país el 4 de setiembre porque le ha demandado Puigdemont “por no respetar su derecho a la presunción
de inocencia y por no ser imparcial”. El juez decano de Madrid ha juzgado la
petición de “improcedente” y no se la cursará. Los letrados de Puigdemont afirman
que según la Ley Orgánica del Poder Judicial un juez no puede seguir una
causa si ha sido demandado por una de
las partes. El juez decano argumentará en su respuesta al tribunal belga
peticionario que “un juez de otro país no puede entrar a valorar la instrucción
de otro por una mera petición de los investigados” Alguien debería aconsejar a
Pablo Llerena que se retire de la justa judicial que lleva camino de perderse
en el laberinto, pues cualquier iniciativa que toma se convierte en pimienta
para los jueces extranjeros y en lugar de enjuiciar a Puigdemont va a tener que
defenderse a sí mismo a consecuencia de
los errores que comete y el caso en el que se ha enfangado por afán de
venganza va a ser su perdición. Ya lo dice el cínico: “si no sabes cómo salir,
evita entrar, pues vas a tener que pedir auxilio a tu enemigo”. Reiterarse en
el error como lo hacen los jueces españoles, sorprendentemente está
logrando tener en contra a los
tribunales internacionales, no se sabría si es porque ignoran los
procedimientos y leyes o porque están habituados a que nadie ponga en duda sus
sentencias. De todas formas nuestros
jueces se deberán sentir confortados al comprobar la defensa numantina de la
mayoría de los medios de difusión que superviven
gracias a los apoyos del estado. Más que jueces vamos a
necesitar un Redentor.
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