EL ADN ESPAÑOL DE MANUEL VALLS
Genio y figura, aunque sus
modales y expresividad tengan el sello française, le ha salido la vena picaresca
celtívera con su ocurrente regate político en las elecciones presidenciales
recientes. Magistral y pleno de espíritu hispano que nos ha hecho famosos y la envidia de los pueblos del mundo. Quien fuera Premier Ministre con François Hollande, no ha logrado siquiera ser nominado
precandidato por el PS, descubre ahora alarmado
que se queda fuera de la Asamblea. Ante ese riesgo, plantea una jugada maestra
digna de una mente orgullosamente hispana. En un glamuroso discurso se ofrece como candidato para las
próximas Generales a la agrupación ganadora “En Marche” que lidera el
presidente electo, Macron. Para demostrar su sinceridad, afirma que el Partido
Socialista Francés está muerto. No cabe mayor lealtad. La respuesta por parte
del nuevo inquilino del Eliseo ha sido decepcionante: rechaza su generosa
oferta. En respuesta a su honestidad, el PS le abre expediente de expulsión por algo tan nimio y español como declararse tránsfuga
desacreditando públicamente a su partido.
Como el juego limpio con el que se ha
desarrollado la elección del nuevo
Secretario General del PSOE. En Francia supone un descrédito que un político
cambie de partido por “motivos de conciencia” como es habitual entre nosotros, que damos
lecciones de ética. Ante tal injusticia,
Valls podría tener una gran oportunidad si desembarca en la política española
como candidato, bien por el PSOE, de cuyo homólogo francés ha sido despedido, o
quizá, tendría más posibilidades en el PP, pues estando este partido infectado
de corrupción y con riesgo de que sus
dirigentes acaben todos entre rejas por causas pendientes ante los tribunales, sería
una magnífica oportunidad para que Valls aportara su intachable pedigree como primer ministro de La France de la
Liberté, de la Egalité y de la Solidarité, además de tránsfuga. En
su reciente visita a España manifestó
emocionado que se siente orgullos de su origen español y que su corazón está
dividido entre los amores a ambos países. Sería cuestión de analizar su ADN,
pues los biólogos desconocían la complicada genética de los españoles que al
tiempo que se declararan de izquierda y socialistas, son capaces de votar al PP , demostrando su patriotismo llevándose su
dinero a Panamá y practicando el deporte
de la corrupción y la elusión fiscal y, a pesar de ello continúan recibiendo el voto masivo del culto
y crítico pueblo español. La genética es
contundente: Manuel Valls es español, aunque duela al noble pueblo francés..
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