LA DACIÓN EN PAGO DE LAS HIPOTECAS EJECUTADAS..
Uno de los economistas de más actualidad en estos momentos
afirma en un artículo periodístico que si las autoridades españolas aceptaran
la dación en pago de las viviendas para cancelar las hipotecas impagadas sería
un grave error que retrasaría la recapitalización de los bancos y la de la
economía en su conjunto. Es decir, para que quede claro: aconseja este ilustre
defensor de los desmanes de las entidades bancarias que lo mejor es que los
bancos embarguen los inmuebles de sus deudores hipotecarios fallidos y a la vez
que mantengan vivo el préstamo, dejando
al deudor agonizando y sin poder recuperarse
y tengan que ir a vivir debajo de un puente de por vida, mientras el
banco se convierte en una inmobiliaria que
sangra a sus deudores acumulando viviendas. Realmente hay que reconocer que es
una idea genial del economista de moda, pues así los bancos que hicieron su
gestión desastrosa se recuperan felizmente. Lo que no parece que la solución
sea tan favorable para los que han perdido sus viviendas y mantienen la deuda impagada. O sea que lo
importante es salvar a los bancos, aunque sea a costa de la ruina de los que no
pueden pagar sus deudas por la crisis que ha sido generada por la avaricia de
los banqueros. Podría ser que esa manifiesta usura se justificara en base a
leyes interpretadas por jueces que se presten a esas maniobras. Pero un hecho
objetivo que los jueces con conciencia deberían de analizar es que el importe de los préstamos otorgados al comprador de la vivienda sea calculado
sobre el valor tasado por una entidad de valoración de inmuebles que dependen o
son filiales de los bancos prestamistas. Lo cual significaría que el deudor no
tiene ninguna capacidad de influir a la hora de estimar la valoración, siendo
en función de ello la cuantía del préstamo que concederá. Pero los bancos no
son de fiar: aceptaron valoraciones superiores al valor del mercado porque
sabían que la dinámica de los precios era al alza, lo que significaba que el
préstamo siempre estaría cubierto con creces por el precio siempre creciente de
la vivienda. Esa fue el sistema que permitió a la banca generar beneficios espectaculares. Pero al explotar la
burbuja inmobiliaria y derrumbarse los
precios, los bancos ven que se hunde su castillo de naipes y acude al gobierno
para que les salve de la quiebra, aunque no fueron tan solícitos en épocas de
prosperidad, y siempre amenazando al gobierno con el riesgo de quiebra. Por eso
el economista mago de las finanzas ve lógico que se salve a los bancos aunque
sea a costa de arruinar con malas artes a los que han tenido la tragedia de
perder su empleo, mientras tienen que soportar a unos gobernantes a los que les son indiferentes
sus sufrimientos. Esta decisión de no aceptar la dación en pago la ha tomado el
PP ahora en el poder, mientras el PSOE, ahora en la oposición, promete
implantarlo cuando gane, lo que no hizo cuando tenía en sus manos el poder.
Tendría que surgir un economista “perverso”, que informe a la población que el
artículo 20 de la Constitución reconoce la cláusula de conciencia y que .se
puede invocar ante situaciones sociales de emergencia. .
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