CONVERTIR LA VIDA EN ESTADISTICAS
Algo tenemos que estar haciendo mal, cuando los medio de difusión nos emborrachan a diario contándonos los contaminados y muertos provocados por la Covid 19, con ese aire con el que se publican las estadísticas expresadas en todas las modalidades y clasificaciones posibles por expertos y que con indiferencia admirable contradicen al cabo de horas. Culpan a la ciudadanía como si se tratara de colectivos de simios que se comportan según las normas que deciden unos teóricos expertos que no saben nada real sobre este virus y que el sistema de lucha contra la pandemia se basa en ensayo acierto- error, pero sin asumir ni un gramo de responsabilidad de sus errores porque desconocen otras alternativas a implementar tras de cada fracaso. Fracasos que atribuyen a la población a la que abroncan con esa soberbia insultante y rutinaria de juez infalible que sentencia impertérrito a cadena perpetua lo mismo a un drogata que atraca una farmacia, que deja libre al evasor poderoso y patriota que tiene sus fondos en una off shore en Panamá. Informan de números de contaminados o muertos, de hospitalizados, en las UCI como si se refiriera a bajas del frente de guerra, incapaces de comprender que son seres humanos que sufren, temen por su salud, unas familias que se preocupan de ellos, pero que son solo estadísticas. Su mundo son las formas de las curvas de infectados, las pruebas PCR, los test de antígenos, el LABI, las tensiones de las comunidades autónomas vasca y catalana con Madrid tratando de resaltar sus signos diferenciales; junto a la Ayuso, que busca el enfrentamiento político con el Ministerio de Sanidad el cual se limita a las ruedas de prensa plagadas de tópicos y de dar consejos reiterados y sin contenido para evitar conflictos y limitarse a dar explicaciones cuando las malditas estadísticas se descontrolan o hay éxitos, pues éstos son hijos de todos los padres a diferencia de los fracasos que son de la ciudadanía porque incumplen las normas que las autoridades no entienden y las cambian para ver si suena la flauta.
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