miércoles, 27 de noviembre de 2019

EL ESTADO DE BIENESTAR


 EL ESTADO DE BIENESTAR.

Los políticos que  disfrutan del poder se les llena la boca  hablando del ·”estado de bienestar” como una realidad que beneficia a toda la sociedad  a la hora de dar rienda suelta a su verborrea incontenible  en elecciones. Se trata de un exceso retórico que no responde a la realidad, salvo para una minoría para la que el estado es la fuente de felicidad,  bien por el cargo que ostentan  o por los beneficios que les reporta la tolerancia con la corrupción o la evasión fiscal  en sus múltiples modalidades. Pero la realidad para la inmensa mayoría de la población  el bienestar es algo etéreo, salvo  lo que reciben los altos funcionarios por sus elevados sueldos o los profesionales liberales que gozan de  niveles de vida insultantes. Aunque  son pocos numéricamente respecto a la totalidad  de la sociedad,  represeenta una gran participación en el producto social al que todos contribuyen, lo que constituye una injusticia a la hora del reparto. El ejemplo paradigmático son las pensiones de jubilación: las de mayor cuantía rebasan los 2000 € al mes, pero aunque en conjunto computan  un gran importe, son relativamente  escasos los que las perciben. En cambio la media estatal ronda los 920  € netos, pero con infinidad  miserables que no llegan a los 500 €  que no  cubren las necesidades básicas.. Pero además, la administración mantiene con ellos  una política cicatera y humillante,  en cambio se muestra  rumboso  con los privilegiados para los que  siempre hay fondos abundantes como para   proclamar  los beneficios del estado de bienestar.  En todo caso conviene aclarar que gracias a la gestión de los  funcionarios privilegiados el estado de bienestar está en ruinas, aunque  los poderosos contratan con entidades privadas seguros que cubren  toda clase de riesgos. Es la ventaja de percibir altos  sueldos para complementar las prestaciones públicas que provee el estado de bienestar.




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