EL ESPECTACULO DE LA APERTURA DEL AÑO JUDICIAL
La justicia en España se mueve entre el barroquismo y el
esperpento. Aparte de la bambolla de espectáculo que recuerda los tiempos del
Imperio, lo divertido es escuchar los discursos
de ditirambo con que nos ha crucificado el Presidente del Supremo,
Carlos Lesmes, que debería estar cesado por su demostrada impericia y empalagosos elogios al juez Marchena por su implacable actuación como presidente del
tribunal que juzga el Procés en el que se espera una sentencia que ya está provocando una crisis política sin
precedentes. Fue el Presidente fallido del Supremo por la filtración interesada
que adelantó su nombramiento de presidente antes de ser
elegido por los miembros del Poder Judicial. Aunque la campanada la reservaba la fiscal general, Mari Jose
Segarra, que leyó una confusa arenga en
la que reiteraba extrañamente la
obviedad de que las sentencias de los tribunales deben ser aceptadas y
cumplidas sea cual sea su contenido. Se ponía la venda antes de la herida para disipar el temor a las consecuencias de la
esperada y dura sentencia del Procés cuya
respuesta de los catalanes aterra a las
instituciones. . Además del impacto en la justicia europea, y más si se confirman las expectativas de que
Pep Borrell será nombrado Mr. PESC de la UE, dado el desprestigio que ha acumulado, pues como
ministro de Exteriores de España, está provocando incendios tanto en los medios de difusión internacionales
como al frente de los Tercios de Flandes y los diputados de la Asamblea Francesa que
por dos veces se han posicionado contra el Procés. En su lugar
se ha dedicado a actuar de bombero
enfrentándose sl Consejo de Derechos Humanos de la ONU que exigen que sean
liberados los presos políticos que están siendo juzgados. . Además, sin gobierno y a la espera de nuevas
elecciones porque la ciudadanía no vota
como debería.
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