martes, 12 de julio de 2016

UN TONTO ANTE LOS TRIBUNALES




Historias para meditar.





UN TONTO ANTE LOS TRIBUNALES





















































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































UN TONTO ANTE LOS TRIBUNALES




-Tú tienes que aparentar cuando vayas a declarar que eres un tipo primitivo, ignorante y que es fácil engañarte. Aunque te parezca humillante, si quieres ganar el juicio.
-Mira, -le dice Deseo, la Jefa:  los juicios no los ganan los que tienen la razón, triunfan los  osados y la convicción de que lo lograrán. Los abogados somos   la  imagen real de la sociedad,  capaces de demostrar ante un tribunal la tesis de los que nos contratan. Y si otro cliente en las mismas circunstancias tiene que defender lo contrario, los abogados utilizamos los mismos argumentos sin que se nos mueva un pelo del bigote.. Saber mucho de  leyes no es imprescindible,  es más, creo, que es contraproducente:  hay  que estar convencido de que se puede;  y lograr trasmitirlo al juez que va a sentenciar, pues éste se limita a aplicar leyes por un embudo, sea cual sea el contexto o las circunstancias. Saben que  tienen asegurado un buen sueldo y que no  incurren en responsabilidad nunca. En caso contrario, es indultado sin que le salgan los colores.  Por eso alardean con suficiencia  de que en el estado de derecho la seguridad jurídica es el fundamento de la democracia de la que ellos son los guardianes…y otros cuentos al uso.
Así  instruían a su cliente las abogadas/os que le llevaban el caso por la venta  de títulos preferentes de EROSKI.
Continúa Deseo:
-  Se trata de  una estafa legal consentida por los organismos oficiales a los bancos para salvarse de entrar en default. Nuestra  defensa se basará en argumentar que los productos financieros vendidos son de contenido complejo y que su comprensión  no está al alcance de cualquier mente.. Por ello  tenemos que dar una imagen  de la limitada  capacidad intelectual   del comprador de los títulos
Desde el primer momento los/as  letrados/as le inspiraron confianza porque extrañamente se mostraron humanas y deseosas de solucionarle el problema, más allá de la minuta que le pasen, ya que comprendían la injusticia de que era víctima por la escasa capacidad mental de aquel viejete simpático. Aunque admitir ser mentalmente limitado le hería  su orgullo. Curiosamente se llamaba  Sócrates, como muestra de las ironías que reserva la vida a la especie humana.
Deseo era tímida y callada; empleaba un lenguaje depurado y académico, eludiendo  expresiones populares. Disfrutaba al aleccionar, provocar y discutir con Sócrates a fin de conseguir convencerle de que fingiera tener escasas entendederas.
-.No emplees palabras raras, muéstrate tosco, más  aun de lo que aparentas. Incluso pon cara de tonto,  de que no entiendes nada.
-Pero no se  darán cuenta los del tribunal de que no se puede ser tan tonto? No  sospecharán que  queremos montar una farsa para engañarles? Responde Sócrates  ofendido.
 –No hombre, no. Que el juez ni te escuchará, no ves que es un juicio que repite mecánicamente casi  a diario durantes  años por las dichosas preferentes? La clave es que no resaltes por nada, si de algo tienes que hacer hincapié es de lo ignorante y obtuso que eres.
 Así se  le explicaba cariñosamente y con toda paciencia y atención Metanol, el otro abogado que  fue  quien le defendió en le juicio.
Metanol mostró su  capacidad profesional, pero especialmente su sensibilidad, paciencia y aguante ante las “genialidades” que se le ocurrían a Sócrates.
-A ver, Sócrates, es que detrás de tu apariencia tan tosca, quizá se vislumbre que puedes estar jugando a dar lástima y que se esconde un tipo agudo y brillante. Si te digo la verdad, es muy difícil esa interpretación, pero tenemos que prevenir todas las alternativas si queremos meter con seguridad el gol a Caja Laboral que es quien te ha dado gato por liebre.
 Quería controlar a Sócrates para que no le surgiera el inoportuno orgullo del tonto que se cree el listo y piensa que es a los demás a los que hay que vigilar.. Son muy peligrosos porque suelen decir las verdades y estropean cualquier estrategia planteada. Había que ser prudentes porque ya lo dice el refrán: “No hay mayor peligro que un tonto con  un lápiz”. Lo ponen todo perdido y  creen que son artistas incomprendidos.

Llegó el día de la vista: se celebró en Bergara a instancias de CLP, pues confiaban que algunos  jueces  podrían compartir las ideas románticas del  cooperativismo y fueran benévolos con el chanchullo montado para engañar con milongas a  viejos y jubilados.
Antes de entrar a la sala Metanol  hizo repasar detalladamente a Sócrates todo el guión, pues no se fiaba de  ser capaz de recordarlo. Comprobó con satisfacción que aparentaba más tonto de lo que era en realidad. Estaba seguro de que tendría un veredicto favorable.
La actuación de Sócrates resultó razonablemente correcta, aunque con algunas sombras, especialmente cuando, en su turno, la abogada defensora de CLP expuso su  erudito alegato con sólidos argumentos y cuando  tocó a Sócrates responder  a sus preguntas. Porque éste se limitó a expresar vaguedades inconexas  tratando de mostrar ser un pobre iluminado. Pero tuvo la fatalidad de emplear una frase algo compleja, lo que encendió las alarmas de Metanol. Todo quedó en un susto.
Después,  depuso  el director de la oficina con la que operaba habitualmente Sócrates. Aportó datos y multitud abrumadora de artículos y colaboraciones de prensa escritos por el demandante, pretendiendo demostrar que era  un intelectual que estaba fingiendo  desconocer el producto financiero y haber  sido engañado por la CLP.  Afirmó que Sócrates era economista. Este se esforzó aun más por enfatizar sus limitaciones..

En las conclusiones Metanol estuvo brillante, agudo y con sencillez demostró que su cliente fue víctima de una publicidad   engañosa. Resaltó las “virtudes” intelectuales y morales de Sócrates demostrando que un producto financiero tan complejo  no puede ser colocado a  un anciano sin preparación  económica ni mental. Tanto, que su defendido se sintió íntimamente  ofendido por estar evidenciándose tan palpablemente sus  limitaciones. Pero satisfecho porque gracias a la actuación del abogado no dejó ninguna duda ante la jueza de que se trataba de una estafa apoyada por las autoridades financieras españolas.

Finalizado  el juicio, Metanol se cuestionaba en su interior sorprendido cómo se podía aparentar  una imagen tan evidente de ser un tonto integral. Se trataba de un genio de la escena o  verdaderamente de un necio?.
Le preguntó cual era su impresión, puesto que la suya propia era pesimista, ya que, según su punto de vista,  Sócrates había cometido algunos errores de bulto. Al final tranquilizó a su cliente y  no le dio demasiada importancia, ya que la jueza no se percató de nada, pues allí estaba escribiendo sin levantar la cabeza, quizá,  al novio o jugando con la PlayStation, en vista del  aburrimiento que le producía asistir a una comedia que tenía que repetir frecuentemente. Sócrates, en cambio, estaba seguro del  triunfo, más que nada porque estadísticamente el despacho de sus abogados tenía un 95% de éxitos en los juicios sobre las preferentes. Pensaba que sería mala suerte estar entre los del 5% de fracasos..



Pasaron los días y  Metanol llamó a Sócrates  tratando de dar un tono de suspense, emoción e intriga de broma  a la noticia: habían ganado el juicio y se condenaba a CLP a devolver el importe reclamado más las costas. Sócrates, como era de esperar, no entendió el gag del abogado, pues creyó que quería dulcificarle  la noticia de que habían perdido. 
La realidad era que Sócrates estaba seguro de que los argumentos contundentes y las pruebas aportadas por la Laboral demostrarían que toda la defensa urdida por Metanol y Deseo eran poco consistentes, pues éstos desconocían que Sócrates  escribía en la prensa infinidad de artículos y cartas  llenas de acritud en contra de todo y de todos Claro que a favor de los demandantes estaba la  jueza que parecía  no  enterarse de que estaba dirigiendo un juicio y que seguramente  para redactar su  sentencia  se limitaría a copiar una cualquiera de las muchas ya falladas anteriormente..

Así terminó toda la comedia y Sócrates se sentía exultante por haber logrado dar caña, tanto a CLP como institución, como a la autoridad financiera española que era realmente la cómplice necesaria, puesto que hasta en la UE se clamaba a favor de los ancianos estafados  que se movían como fantasmas por desconocer qué camino seguir, aparte de  asistir a manifestaciones multitudinarias  a lo largo de la geografía hispana que la policía se encargaba amablemente de reprimir.
 Su estado de ánimo era tan optimista, que en un alarde de  euforia invitó a Deseo y a Metanol a comer para agradecerles su apoyo y  profesionalidad más allá de lo que serían las normas que rigen en la profesión. Aceptaron encantados y se propuso organizar el banquete con intención de deslumbrarles.


Meses después, Sócrates, muy aficionado a los pleitos,  tuvo que afrontar  un contencioso legal contra el Ayuntamiento que requería  la asistencia de un abogado para no incurrir en algún error . Pidió a Metanol que se ocupara del asunto, pero no le era posible, pues tenía su agenda completa.  Sin embargo,, dada su disposición para ayudar a todo el mundo, le propuso que se lo encargara a  Lará Lalá, una compañera abogada del despacho.  Su gestión fue decisiva y rápida, pues todo el  trámite,  que estaba vinculado con  complicados aspectos familiares, lo solucionó de inmediato. Además, cuando le pidió que le pasara sus honorarios respondió con naturalidad que era “obsequio de la casa” Elegante y natural ella.
  El Ayuntamiento cesó de incordiarle, pues es sabido que es ésa  su misión: someter a la ciudadanía al suplicio cuando debe tramitar algún asunto, puesto que el  funcionario ejemplar  es el  capaz de encontrar algún detalle mínimo para  que los asuntos de tramite se conviertan en laberinto y que no sea  posible solucionar por la vía de la lógica.
Pero Sócrates tenía también una característica oculta: además del coraje que le produjo que para lograr el éxito en las preferentes tuviera que simular ser tonto,  era  roñoso integral y pagaba sus deudas tarde o trataba de no pagarlas con argucias, lo cual tendría consecuencias para el desarrollo de esta historia.

Como se había comprometido a invitar a comer a los abogados, incorporó a dicho festejo a la eficaz Lará Lalá. Quiso ser rumboso y que lo percibieran. Para ello reservó mesa para cuatro en Arzak, en Donosti  a nombre de EROSKI,. El menú lo dejó al criterio de Juan Mari, quien, además, deseaba impresionar a los bilbaínos que tanta fama de faroles tienen.. El precio del menú era abierto: sin límite, que se viera “que somos de Bilbao”. Había que ser agradecido e impresionar a aquellos abogados tan eficaces y amables, aunque les reservaba una sutil venganza por obligarle a parece tonto.

El ambiente en el restaurante era top, con un toque de buen rollo de amiguetes de mundo, pero con pasta y exitosos. Salió Arzak  a saludarles y mantuvieron una charla animada e ingeniosa,  como correspondía al estilo y a la categoría de los clientes de uno de los santuarios mundiales del buen comer..
Finalizando, Sócrates se disculpó diciendo que iba a los servicios, pero era para pedir la cuenta. Iba literalmente “cagao”. Estuvo al borde del infarto, pues subía a alrededor de los mil euros. Para pagar entregó la tarjeta  de EROSKI que se da gratuitamente a todos los clientes para fidelizarles, pero no  para efectuar pagos. Bien lo sabía, pero se trataba de una “retirada” estratégica. Fue al  guardarropa, pidió su gabardina y salió a hurtadillas  hacia el parking.
Mientras, los tres abogados/as charlaban animadamente, aunque pasaba el tiempo y Sócrates no venía, por lo que uno de ellos preguntó al chef se había visto salir de los servicios al que estaba comiendo en su compañía. Le respondió que había salido, que se había llevado la gabardina, pareciendo que no tenía la intención de volver. Fue a la mesa, donde estaban los demás contándoles que Sócrates se había esfumado y que les había dejado el marrón de la cuenta. La pidieron y tuvieron que pagarla de sus bolsillos. Estaban tan sorprendidos,  que no entendían nada, aunque al final les dio un ataque de risa a carcajadas sin poder aguantar, aunque tuvieron que hacerse cargo de la cuentita


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Aquella era la venganza que les tenía reservada el simpático y amable viejete por haberle obligado a fingir ser tonto delante del tribunal, pues, como antes se indica, además de roñoso y orgulloso, no perdona nunca a quien intente burlarse de él. En todo caso el malvado anciano quedó ladinamente satisfecho, confiando que no les volvería a ver y que aquella era una gesta que mostraría que no era un tonto como le habían hecho creer, sino un tipo “ingenioso”. Aunque, en el límite de su osadía pensó si sería “ética” su actuación. O sea que alardeaba de principios.

Pero la expectativa de  no  volverles a ver sólo fue un sueño, pues le habían denunciado por estafa. El día de la vista Sócrates comprobó que la jueza que  presidía  era la misma que le dio la razón en Bergara en el juicio de las preferentes. En este juicio si mostró atención y sometió al acusado a  fuerte pressing. Los abogados le machacaron sin compasión,  estando convencido que iría a prisión. Al finalizar la jueza le preguntó si tenía algo que alegar, pero Sócrtates ni contestó, trataba de actuar como en el juicio en el que le dio la razón.
. La jueza le dice:
-Usted en esta ocasión no me va a engañar, pues en Bergara me convenció de su incapacidad mental, pero veo que es un maestro de la simulación, capaz de fingir y liar a todo el que se relaciona con usted. Allí me la metió “doblada”, con perdón por la expresión. No obstante, me ha parecido todo el relato de su fértil imaginación tan inverosímil y que posee principios anarquistas tan imaginativos, que no lo voy a tener en cuenta, aunque le condenaré a una pena también llena de ingenio. En cuanto a la materia de la que se ha tratado en este juicio, será objeto de  mi reflexión y ya le llegará la sentencia.

A la salida los abogados le esperaban, se acercaron a Sócrates, le invitaron a tomar un café en un bar. Estaba expectante, pues no sabía qué reacción tendrían. Pero la conversación fue relajada y llena de ironía por parte de los abogados,  que no le guardaron rencor alguno. Al contrario, el ambiente volvió a ser el que existía cuando preparaban el juicio de las preferentes. Sócrates inicialmente temía que le quisieran hacer alguna encerrona, pero al ver que el “muerto” en Arzak les pareció la actuación de  actor brillante y original, se contagió del optimismo. Les invitó a comer asegurándoles que en esta ocasión no les dejaría la cuenta. Los abogados ni se lo creían: ¡qué cinismo!, pero aceptaron porque siempre es divertido conversar con un actor consagrado, pero en esta ocasión era para ver cual puede ser el final de la aventura que perecería un cuento si no fueran ellos los protagonistas. No se sabe cómo acabó la comida ni quien la pagó.

 La sentencia de la jueza se limitó a una multa de 500 euros, además, se le exigía presentarse ante la jueza una vez al mes. Así que Sócrates disciplinadamente acudía al despacho de la jueza de Bergara y se pasaban charlando un par de horas en su despacho; inicialmente manteniendo las distancias, pero poco a poco, después de varios meses empezó a surgir un ambiente amistoso, haciéndose mutuamente confidencias. Incluso, cuando se le requirió el pago de la multa impuesta por la jueza como sentencia, le confesó que no podía pagarla,  pues no tenía dinero. La jueza conmovida le dijo que no se preocupara, que ella se lo daría. El, con toda  dignidad,  protestó, pues su intención era devolvérselo cuando cambiara su situación: se lo juró por todo lo más sagrado. La jueza le respondió  que no se preocupara, que, puesto que ella le había puesto la multa que consideraba injusta, ella sería quien se la pagaría porque se sentía responsable. De esta  manera  surgió un buen rollo mutuo y al final se fueron a vivir juntos y, según las crónicas, parece que son muy felices.

 Actualmente las relaciones de Sócrates con los abogados/as es inmejorable y de vez en cuando se reúnen a comer para mantener las buenas sensaciones mutuas. Ya no piensan que es  tonto, sí un caradura al que aprecian por su imaginación, pero con un elevado concepto de la “ética”.




                                          AMAIERA

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