ATENTADO EN NIZA: LA SOLUCIÓN ES
RESIGNARSE?
Estos iluminados que creen
que ganarán el cielo con su locura asesina
están logrando poner en jaque al gobierno francés y amedrentando al pueblo inocente que no es
culpable de la tozudez de sus dirigentes, convencidos que evitarán tales carnicerías con policía,
ejercito y bombardeando ciudades en las que se esconden las peligrosas bandas
de terroristas compuestas por niños, mujeres y civiles. El gobierno no sabe
cómo hacer frente a los suicidas que actúan cuando lo creen oportuno para lograr
publicidad. Querer solucionar un asunto de tanta complejidad con medidas de
fuerza; policías ocupando el país, con el ejército desplegado, con militares incapaces
de discernir que su presencia inútil en las calles está siendo el caldo de
cultivo que induce al aterrado pueblo francés a
pasar del terror a la indignación y a convencerse de que Hollande, Vals
y sus consejeros militares siguen
empecinados en mantener “La grandeur” por medio de la represión ciega. No han captado aun que es lo que buscan
los terroristas. Habría que aplicarles el dicho castellano: “Querer lavar la cabeza a
un burro es gastar tiempo y jabón”. Deberían recordar su huida de Dien Bien Fu,
las carnicerías del ejército y policía a
patriotas en Argelia y su humillante salida, sin todavía haberles presentado disculpas.
Todos estos hecho históricos no son suficientes para hacer reflexionar a los políticos para que
entiendan que el estado de sitio virtual en el Exágono es el origen remoto del
espíritu vengativo de esos franceses de origen argelino, a los que el gobierno,
para estimular su integración en la sociedad, les margina en los “banlieu” en
los que los únicos servicios son los policiales;
sin escuelas ni expectativas de salir de la marginalidad. Por ello no es
extraño que en comunidades hacinadas, incultas y muy mediatizadas por clérigos
que proclaman la guerra santa, se genere
una respuesta fanática entre esa población a la que el gobierno desprecia y humilla. Con su política de
fuerza, Hollande hace gratuitamente la
campaña electoral próxima a Marine Le Pen, quien se regocija viendo pasar el
cadáver de su enemigo y será la ganadora
en las próximas elecciones. El español Valls, en su ingenuidad suicida declara
que no existe solución contra este tipo de terrorismo y que habrá que
resignarse a convivir con él. Todo ello
en un contexto de agitación social por las reformas laborales anunciadas sin
pasar por el Parlamento.
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