LA PRENSA: EL” AGENTE NARANJA”
DE LA CRISIS
Se cuestiona un prestigioso
periodista alemán: cómo hubiera sido la crisis sin el apoyo impúdico de la gran
prensa mundial. Seguramente las ciudades estarían ocupadas por masas de
desesperados, incontrolables por la
policía, siempre con la vista en los ejércitos. Les llama “El agente naranja”,
porque tiene apariencia de noticia lo que son consignas para que la opinión
pública se disipe con entretenimientos·y que las fechorías de los bancos queden
descritas como “irregularidades” que corregirán los gobiernos.
Cómo se lanza y populariza a un político mediocre hasta elevarlo hasta
la presidencia de un gobierno? Cómo se logran mantener en puestos claves de la
economía banqueros que han quebrado bancos como Lehman Brothers o se nombra a
Draghi director del BCE después de
engañar a Gracia, o a la siniestra Christine Laggard al frente del FMI? Quien ha incitado la población inglesa al
precipicio del BREXIT? Quien disimula el
desastre humanitario para arrasar Irak en venganza por la humillación de EEUU
por la destrucción de las Torres Gemelas?
Todo es una confabulación de grandes grupos de información en manos de
los bancos que son los culpables del
desastre económico que ni ellos mismos son capaces de controlar. Se seleccionan
los periodistas con exclusivos criterios
ideológicos, sin evaluar la calidad ni otros factores humanos: se contrata al
sumiso o al ambicioso que no tiene inconveniente en publicar lo que ordene “la
voz de su amo”. Además, el periodismo que se valora es el de opinión que es servido
por ideólogos destacados por su capacidad literaria embaucadora, no por valores
que deberían ser los que primen a la hora de cumplir el sagrado deber de informar con verdad. El periodista Rott en su artículo dice
verdades incontrovertibles, pero, afortunadamente, no se pueden desdeñar algunos profesionales
íntegros que ponen delante de miedos y riesgos su decidida vocación de informar
y denunciar a pesar de tener que investigar desde la clandestinidad, sorteando
a jueces y policías ideológicos y la
asfixia financiera de los bancos a sus empresas. En Euskal Herria nos honra contar con un razonable aunque minoritario nivel
informativo honesto, siendo excepción el que existe en España.
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