viernes, 27 de diciembre de 2013

TERTULIA RADIOFONICAS Y TELEVISIVAS



TERTULIAS RADIOFONICAS Y TELEVISIVAS

El formato de tertulia radiofónica o televisiva es interesante por su agilidad y por la posibilidad  de hacer referencia a la diversidad de temas de actualidad o de interés que se producen.. Pero suelen tener la fatalidad de que terminan poniendo al oyente de mal humor porque los coordinadores, que suelen ser periodistas, a menudo son los que provocan tensión entre los tertulianos, terminando los oyentes  más confusos que al principio. Muchos de los periodistas tienen un nivel de formación  elemental, por ello dan un tono superficial y poco ilustrativo a los temas. Suelen constituirse en la estrella por su voluntad de protagonismo, no permitiendo apenas las intervenciones de  contertulios expertos , cortándoles y expresando su opinión sobre el tema del que sólo tienen conocimiento porque han buscado información en discusión en Winkipedia o por Internet.  No suelen ser capaces de evitar la algarabía que se crea cuando varios de los intervinientes hablan al mismo tiempo, lo que impide poder escucharse ni entenderse nada porque sólo se percibe  un ruido desagradable. Argumentan los periodistas estrella en su defensa que es imposible coordinar a varios participantes y que si se les ordena el ritmo de sus intervenciones se pierde espontaneidad y por tanto, se empobrece el contenido del diálogo. Habría que argumentarles que es preferible una cierta disciplina que permita los diálogos fluidos, a que se superpongan las voces de todos los que intervienen. Lo que hay que exigir a los contertulios es que tengan la educación mínima para poder mantener una conversación sin interrupciones ni responderse entre sí antes de finalizar las de los demás. Que el periodista, director de la tertulia sea capaz de distribuir el tiempo de las intervenciones, que no corte cuando algún experto en el tema está expresando su opinión, por tanto, que no   intervenga, pues suelen tener un contenido elemental, y permita continuar su turno a quien tiene algo que decir y no el afán de protagonismo del típico periodista inculto, pero con el desparpajo del ignorante que  cree que sus ideas son genialidades. El oyente que se interesa por los temas que están  tratando los expertos se revela cada vez que el periodista interviene interrumpiendo y aportando la primera superficialidad que se le ocurre, dejando al oyente sin conocer la opinión completa del experto que es quien aporta conocimientos y criterios.  Habría que enviar a estos periodistas  opinion makers a aprender periodismo serio en Inglaterra, Alemania, Francia… y de otros nacionales que saben realmente el sentido de ser la voz de los que no la tienen.

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