ANATOMIA DE UNA INVASION.
En estos tiempos en los que los yankees están de capa caída a causa del repliegue humillante de sus aventuras en Afganistan, cualquier observados por prudente que sea pensaría que estarán en sus cuarteles y psiquiátricos lamiéndose las heridas físicas y mentales de las que habrán de recuperarse. Craso error, es gente sin principios: Joe Biden se ha reundo con el presidente de Ukrania, Vladimir Zelenski para ofrecerle apoyo para acceder a la OTAN y hacer frente a Rusia para recuperar Crimea que invadió en 2014. No es una simple anécdota: es, como en la fabula de Esopo del alacrán y la rana a la que le ayudó a cruzar el río sobre su espalda, pero a pesar de ello le clavó el aguijón: “Lo siento, amiga rana, no puedo evitarlo, va en mi naturaleza” Los imperios tienen inoculado el virus de la “invasionitis” que les atrae si huele a sangre o posibilidad de sacar alguna rentabilidad. El Pentágono inicia la provocación con un tsunami de noticias a través de sus eficaz servicio de prensa para justificar el envío de los marines, quienes controlan los puntos neurálgicos.. A continuación viene la fase de justificación de la “acción humanitaria militar”. La ONU convoca su Comité de Emergencia y tras los correspondientes vetos justificando la acción queda legitimada la invasión y la población invadida y satisfecha, pues las fuerzas invasoras “amigas” yankees les explican los beneficios que les reporta pertenecer al imperio. Después del “triunfo” en Afganistán el “pacifista” Biden se dispone a crear un círculo sanitario alrededor de China junto con Australia con Boris Johnson, el alacrán del Brexit.
No hay comentarios:
Publicar un comentario