viernes, 1 de octubre de 2021

ANATOMIA DE UNA INVASION

ANATOMIA DE UNA INVASION.

 

En estos tiempos  en los que los yankees están de capa caída a causa del  repliegue humillante   de sus aventuras en Afganistan,   cualquier observados por prudente  que sea  pensaría  que estarán en sus cuarteles y psiquiátricos  lamiéndose  las heridas físicas y mentales de las  que habrán de recuperarse.  Craso error, es gente sin principios: Joe Biden  se ha   reundo  con el presidente de Ukrania,   Vladimir  Zelenski para  ofrecerle apoyo para acceder a la OTAN y hacer frente a Rusia para recuperar  Crimea que invadió en 2014. No es una simple  anécdota: es, como en la fabula de Esopo  del alacrán y  la rana a la  que le ayudó a cruzar el río sobre su espalda, pero  a pesar de ello le clavó  el aguijón: “Lo siento, amiga rana, no  puedo evitarlo, va en  mi naturaleza”  Los imperios tienen inoculado el virus de la “invasionitis” que les atrae si    huele a sangre  o  posibilidad  de sacar alguna rentabilidad. El Pentágono inicia la provocación  con un tsunami  de noticias  a través de sus eficaz servicio de  prensa  para  justificar   el envío de   los marines, quienes  controlan   los puntos neurálgicos.. A continuación viene la fase de justificación de la “acción humanitaria  militar”. La ONU convoca  su Comité de Emergencia y tras  los correspondientes vetos  justificando  la acción queda legitimada la invasión y la población  invadida y satisfecha, pues las fuerzas invasoras “amigas”  yankees les  explican  los beneficios que les reporta  pertenecer al imperio. Después del “triunfo” en Afganistán el “pacifista” Biden  se dispone a crear un círculo sanitario alrededor de China junto con Australia con  Boris Johnson,  el alacrán  del Brexit.

 


 

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