LA LEVEDAD DE UN DISPARO PERDIDO.
. En un operativo en Donosti en el que la Ertzaintza intervino se utilizó una iglesia como base del operativo. Como es evidente, un templo no es el lugar apropiado para este tipo de operaciones pacificadoras. Según la prensa, al finalizar su actuación y recogido todo el parque de material antidisturbios a uno de los agentes se le disparó un tiro que impactó en un cuadro pintado en 1930 por José María Sert, al que le hizo un boquete de 90 cm. cuadrados. Felizmente no afectó a ningún otro compañero de la unidad operativa. Un diputado en el Parlamento de Gasteiz interpeló al Consejero de Interior “la razón por la que la escopeta estaba preparada para ser usada, cargada y con el seguro quitado”. Respuesta (sic) “durante los operativos los agentes son responsables de las armas que portan y por tanto cada uno decide las condiciones de uso en función de la misión que tenga asignada” . El diputado preguntó por las medidas disciplinarias y penales que se han adoptado. La respuesta fue que” los hechos fueron puestos en conocimiento del Servicio de Asuntos Internos encontrándose en fase de investigación”. Señalar que los hechos tuvieron lugar en enero de este año y se han conocido en setiembre. Por el momento el Departamento de Seguridad deberá indemnizar al Museo San Telmo propietario del cuadro con 25.000 €. Según el cínico: “La diferencia entre un civil y un militar es que éste obedece, no necesita pensar y siempre acierta; en cambio el civil tiene que pensar antes de obedecer y puede equivocarse” “Dios mío, líbrame de mis amigos. De los enemigos ya me encargo yo” Voltaire.
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