PRESTIGIO DE LOS
COMENTARISTAS DEPORTIVOS ESPAÑOLES
No es el fanático director de la Marca España, Espinosa de los Monteros o su ayudante, el patriota que rebuznó en la televisión
“catalanes de mierda” los que dan prestigio a nuestro deporte patrio. Son los locutores y comentaristas
deportivos que se las ingenian para mostrar una imagen de cracks en todas las facetas en las que compiten
nuestros mediocres atletas. Con el
bochorno de tener que defender los equipos de futbol que remarcan “españoles”,
a pesar de que sus jugadores tienen la mayoría nombres impronunciables
procedentes de países exóticos o sudamericanos, muchos de ellos procesados por
evasión fiscal, jaleados por las masas como héroes al acudir a declarar ante el
juez . O en las competiciones los atletas españoles sean en su mayor parte de
raza negra que no saben español que han sido
“españolizados” y festejados por los locutores de patriotas. Mayor mérito aun tienen
cuando en los momentos previos de cualquier prueba o partido dan muestras de su
patriotismo afirmando con suficiencia que “los nuestros son claramente
mejores”. Aunque sepan que en unos minutos se va a deshinchar el globo porque
el deportista español ha quedado el último o nuestro equipo
eliminado. A veces la solución es directamente no mencionar siquiera el lugar en que ha quedado clasificado
o achacar a la mala suerte o a las malas
artes del árbitro que estaba comprado. Resaltan a la “española” Garbiñe Muguruza o los
montañeros “españoles” que tienen apellidos vascos y han plantado la ikurriña
en la cima de un ochomil. Dura misión la de estos “objetivos y expertos comentaristas” que se las tienen que ingeniar
para encender en los televidentes las esencias más carpetovetónicas de nuestra
raza a partir de deportistas vulgares españoles o de figuras extranjeras nacionalizadas que son las que logran marcas
y clasificaciones a quienes airean con
orgullo nuestros patrióticos comentaristas. Mención aparte merecen las
retransmisiones de tenis de TVE: locutores que aburren explicando lo que el
televidente ve con sus propios ojos, dando opiniones contrarias a lo que se evidencia
cuando favorece al tenista español y que el “ojo de halcón” va a desmentir de
inmediato. No importa, vuelve con otra hazaña que fabrica con cualquier gesto de
nuestro tenista compatriota o interpreta
los pensamientos pesimistas que se imagina del contrario. Al final del partido, si el resultado es
negativo las justificaciones son múltiples: los jueces malvados, la gripe
inoportuna… Pero si es favorable, sus comentarios son delirantes. Es el momento
para apagar la tele porque de lo contrario, el patriotismo puede contagiarnos
y nos subamos a La Cibeles para
celebrarlo y arremetamos contra los
emigrantes que nos vienen a quitar lo que es nuestro.
4 comentarios:
De futbol y de todo lo que le rodea no entiendo ni papa pero como observadora desde afuera no deja de sorprenderme la movilización de masas por ver un simple ( a mi modo de ver) juego de dar patadas a una pelota, tanto moviliza y apasiona este deporte que incluso se ha llegado a matar por él.
Los aficionados e hinchas hinchas ( hooligan) no son conscientes que su apasionamiento y peleas( de unos y otros)generan suculentos negocios a los clubes y a sus gestores...aparte del mercadeo de comprar y vender a sus figuras( que sí que ganan mucho y presuntamente también defraudan...pero no dejan de ser considerados como cualquier mercancía vendible)?...
Y estos ( los hinchas) que cuando acaba el juego de la patada y la pelota se vuelven a sus casas con los mismos problemas a los que nadie les pone solución: paro, salarios y trabajos precarios.
Hay que ver lo que mueve el juego de la pelota.
Hola, Iris: Me alegro mucho recibir tus puntos de vista. Te echaba de menos. Mandame algo que hayas escrito. Es una delicia leerte.
Juegos de pelota aparte (en especial el balompié que comenta Iris, y razón no le falta), desearía aportar un “granito de arena” sobre los comentaristas deportivos españoles. Referente a las 2 ruedas, al ciclismo. En este tour de Francia de 2017 he disfrutado sobremanera con las numerosas anécdotas y aportaciones de Perico Delgado, que aparte del relleno de otros comentaristas con: datos personales (tanto de ciclistas españoles como de diferentes nacionalidades), maillots, dorsales de escapados, clasificaciones, % de desniveles, caídas y sus consecuencias, etc., fuera aparte de todo eso, Perico nos ha acercado una visión de ex ciclista que con sus logros (y también algunos fallos, todo hay que decirlo), ha conseguido humanizar un poco más ese deporte tan sacrificado y duro a la vez.
No estaría nada mal que se seguiría por esta línea de comentaristas ex deportistas experimentados y experimentadas en lugar de defender a ultranza esencias carpetovetónicas, etc., como expone Javier.
Por cierto, volviendo al Tour de nuestros queridos vecinos “gabatxos”, me han parecido excesivos tantos primeros planos de las caras de los ciclistas. Parece que se busca más el morbo al sobreesfuerzo, a las reacciones humanas de: alegría, cansancio (y si hay síntomas de agotamiento mejor) o tristeza y desilusión si no se ha ganado en la foto-finish, perdón, ahora video-finish…, que a los meros logros deportivos de simplemente acabar una etapa que ronda los 200 kmts de media, o de una contrarreloj en la que hay que darlo todo, y emplearse bien a fondo durante casi 3 semanas.
Da la sensación que el prestigio de los comentaristas deportivos está siendo supeditado al periodismo “rosa”. Colores de banderas y marcas aparte también.
Querido Unknown:
Me parece que completas mucho mis punto de vista sobre el morbo de los comentaristas. No soy aficionado al ciclismo y no he podido comprobar lo que dices respecto a los comentaristas "gabatxos". Aciertas plenamente en la conveniencia de que los comentaristas deberían ser antiguos practicantes del deporte que se esté comentando, pues aportan lo que el espectador desconoce y sí el que lo ha practicado. Es que los que intervienen en las retransmisiones, como no saben qué decir, se limitan a rellenar el espacio con banalidades, reiterando lo que es espectador ve sin tener que recibir la "aclaración" del locutor pelmazo que no sabe de qué hablar. Creo que es lo que ha faltado a mi artículo y te lo agradezco de corazón, Unknown.
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