domingo, 30 de julio de 2017

PRESTIGIO DE LOS COMENTARISTAS DEPORTIVOS ESPAÑOLES



 PRESTIGIO DE LOS COMENTARISTAS DEPORTIVOS ESPAÑOLES
No es el fanático director de la Marca España,  Espinosa de los Monteros o su ayudante,  el patriota que rebuznó en la televisión “catalanes de mierda” los que dan prestigio a nuestro deporte  patrio. Son los locutores y comentaristas deportivos que se las ingenian para mostrar una imagen de cracks  en todas las facetas en las que compiten nuestros mediocres  atletas. Con el bochorno de tener que defender los equipos de futbol que remarcan “españoles”, a pesar de que sus jugadores tienen la mayoría nombres impronunciables procedentes de países exóticos o sudamericanos, muchos de ellos procesados por evasión fiscal, jaleados por las masas como héroes al acudir a declarar ante el juez . O en las competiciones los atletas españoles sean en su mayor parte de raza negra que no saben español  que han sido “españolizados” y festejados por los locutores de patriotas. Mayor mérito aun tienen cuando en los momentos previos de cualquier prueba o partido dan muestras de su patriotismo afirmando con suficiencia que “los nuestros son claramente mejores”. Aunque sepan que en unos minutos se va a deshinchar el globo porque el deportista español ha quedado el último o nuestro  equipo  eliminado. A veces la solución es directamente no mencionar  siquiera el lugar en que ha quedado clasificado o  achacar a la mala suerte o a las malas artes del árbitro que estaba comprado. Resaltan a  la “española” Garbiñe Muguruza o los montañeros “españoles” que tienen apellidos vascos y han plantado la ikurriña en la cima de un ochomil. Dura misión la de estos “objetivos y expertos  comentaristas” que se las tienen que ingeniar para encender en los televidentes las esencias más carpetovetónicas de nuestra raza a partir de deportistas vulgares españoles o de  figuras extranjeras  nacionalizadas que son las que logran marcas y clasificaciones a  quienes airean con orgullo nuestros patrióticos comentaristas. Mención aparte merecen las retransmisiones de tenis de TVE: locutores que aburren explicando lo que el televidente ve con sus propios ojos, dando opiniones contrarias a lo que se evidencia cuando favorece al tenista español y que el “ojo de halcón” va a desmentir de inmediato. No importa, vuelve con otra hazaña que fabrica con cualquier gesto de nuestro  tenista compatriota o interpreta los pensamientos pesimistas que se imagina del contrario.  Al final del partido, si el resultado es negativo las justificaciones son múltiples: los jueces malvados, la gripe inoportuna… Pero si es favorable, sus comentarios son delirantes. Es el momento para apagar la tele porque de lo contrario, el patriotismo puede contagiarnos y  nos subamos a La Cibeles para celebrarlo  y arremetamos contra los emigrantes que nos vienen a quitar lo que es nuestro.

4 comentarios:

IRIS dijo...

De futbol y de todo lo que le rodea no entiendo ni papa pero como observadora desde afuera no deja de sorprenderme la movilización de masas por ver un simple ( a mi modo de ver) juego de dar patadas a una pelota, tanto moviliza y apasiona este deporte que incluso se ha llegado a matar por él.
Los aficionados e hinchas hinchas ( hooligan) no son conscientes que su apasionamiento y peleas( de unos y otros)generan suculentos negocios a los clubes y a sus gestores...aparte del mercadeo de comprar y vender a sus figuras( que sí que ganan mucho y presuntamente también defraudan...pero no dejan de ser considerados como cualquier mercancía vendible)?...
Y estos ( los hinchas) que cuando acaba el juego de la patada y la pelota se vuelven a sus casas con los mismos problemas a los que nadie les pone solución: paro, salarios y trabajos precarios.
Hay que ver lo que mueve el juego de la pelota.

egaz dijo...

Hola, Iris: Me alegro mucho recibir tus puntos de vista. Te echaba de menos. Mandame algo que hayas escrito. Es una delicia leerte.

Unknown dijo...

Juegos de pelota aparte (en especial el balompié que comenta Iris, y razón no le falta), desearía aportar un “granito de arena” sobre los comentaristas deportivos españoles. Referente a las 2 ruedas, al ciclismo. En este tour de Francia de 2017 he disfrutado sobremanera con las numerosas anécdotas y aportaciones de Perico Delgado, que aparte del relleno de otros comentaristas con: datos personales (tanto de ciclistas españoles como de diferentes nacionalidades), maillots, dorsales de escapados, clasificaciones, % de desniveles, caídas y sus consecuencias, etc., fuera aparte de todo eso, Perico nos ha acercado una visión de ex ciclista que con sus logros (y también algunos fallos, todo hay que decirlo), ha conseguido humanizar un poco más ese deporte tan sacrificado y duro a la vez.
No estaría nada mal que se seguiría por esta línea de comentaristas ex deportistas experimentados y experimentadas en lugar de defender a ultranza esencias carpetovetónicas, etc., como expone Javier.
Por cierto, volviendo al Tour de nuestros queridos vecinos “gabatxos”, me han parecido excesivos tantos primeros planos de las caras de los ciclistas. Parece que se busca más el morbo al sobreesfuerzo, a las reacciones humanas de: alegría, cansancio (y si hay síntomas de agotamiento mejor) o tristeza y desilusión si no se ha ganado en la foto-finish, perdón, ahora video-finish…, que a los meros logros deportivos de simplemente acabar una etapa que ronda los 200 kmts de media, o de una contrarreloj en la que hay que darlo todo, y emplearse bien a fondo durante casi 3 semanas.
Da la sensación que el prestigio de los comentaristas deportivos está siendo supeditado al periodismo “rosa”. Colores de banderas y marcas aparte también.

egaz dijo...

Querido Unknown:
Me parece que completas mucho mis punto de vista sobre el morbo de los comentaristas. No soy aficionado al ciclismo y no he podido comprobar lo que dices respecto a los comentaristas "gabatxos". Aciertas plenamente en la conveniencia de que los comentaristas deberían ser antiguos practicantes del deporte que se esté comentando, pues aportan lo que el espectador desconoce y sí el que lo ha practicado. Es que los que intervienen en las retransmisiones, como no saben qué decir, se limitan a rellenar el espacio con banalidades, reiterando lo que es espectador ve sin tener que recibir la "aclaración" del locutor pelmazo que no sabe de qué hablar. Creo que es lo que ha faltado a mi artículo y te lo agradezco de corazón, Unknown.