PABLO IBAR SALE DEL CORREDOR
DE LA MUERTE
Después de 15 años de
suplicio en el corredor de la muerte, los ejemplares jueces de EEUU han
decidido anular el juicio lleno de irregularidades y pruebas inconsistentes en
el que se condenó a muerte a Pablo Ibar, de origen vasco. Se le someterá a
nuevo juicio, pero ahora con la fundada esperanza de lograr su absolución, pues
se contará con un equipo de abogados defensores de máximo prestigio, dado que
es de general conocimiento que la clave para obtener la absolución judicial es
disponer de fortuna. En ese sentido sus familiares se han preocupado de
conseguirlo procedente de diferentes orígenes, entre ellos el Gobierno Vasco. No es así
para el caso de los presos pobres, pues,
además de serlo, son condenados por sistema. Afirman las crónicas que si Ibar
sale absuelto, recibiría 100 US $ y un billete para viajar a donde desee. Nada
de ofrecer disculpas por el cruel error
que se ha cometido, ni indemnización
alguna por los daños y perjuicios irreversibles a los que se le ha sometido.
Esa es la imparcialidad de la que alardean los defensores del sistema judicial
anglosajón como icono ejemplar para el
mundo occidental. En realidad la justicia de los “gringos” es la aplicación de
la “ley del talión”, derivada de una legislación de la que la misma sentencia
indistintamente pueda ser absolutoria o
condenatoria, lo que justifican con
tecnicismos jurídicos el principio de venganza: “el que la hace la paga”. Aunque
con excepciones notables si se dispone de medios para contratar a los abogados estrella que a
cambio de minutas siderales garantizan la impunidad y libran de penas a
delincuentes confesos. Ventajas que no
disfrutan negros, hispanos y otros seres humanos inferiores por no poseer
patrimonio, aunque su delitos sea saltar la valla protectora fronteriza que separa
la miseria de la opulencia. Todo bajo la dirección de los todopoderosos y
justos jueces en shows como
en las películas impartiendo sentencias plenas de imaginación, con una
visión entre paternalista y sobrenatural de seres superiores que deciden sobre
vidas y haciendas de los demás humanos
que tienen la desgracia de ser juzgados ante un tribunal en el Alice in Wonderland.
Claro que si el caso hubiera estado en manos de jueces de nuestra Audiencia
Nacional, Pablo llevaría años criando
malvas. Bienvenido al mundo de los vivos.
1 comentario:
Una pequeña corrección, si me la permites, amigo Javier. El mundo "anglosajón" es mucho más que los Estados Unidos de América.
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