miércoles, 4 de mayo de 2016

MARIO CONDE: DIE GÖTTEDÄMMERUNG



MARIO CONDE: DIE GÖTTEDÄMMERUNG 
Fue el mito que triunfó en los años 90  al que todos querían emular: era lógico: abogado del estado con el número uno. Vende Antibióticos ganado más de 50.000 millones de pesetas y  se hace con la presidencia del Banesto. Honoris Causa en varias universidades y, en su fantasía, pretende arrebatar la presidencia del gobierno a Felipe. Es imparable, Su soberbia le lleva a operaciones especulativas que hacen quebrar el banco que preside. Van a por él los políticos y los banqueros tradicionales que ven que un parvenu les quiere derrocar. Entre los políticos y los banqueros le arrebatan el banco quebrado precio de saldo y logran encarcelarle.  En su declaración ante una comisión del Congreso  es arrogante y se permite hacer gestos y romas ante los expectantes diputados, suponiéndole su perdición. A su estancia en prisión  le da un tono épico y populista que le hace ser considerado por la plebe como víctima. Al salir  proyecta su venganza contra todos los que le han derrotado. A partir de este momento evidencia que va de error en error que serán su perdición. Participa en la cadena de TV Intereconomía, un nido de pseudoperiodistas de extrema derecha que le hacen la ola. Pero dicha cadena está tan desprestigiada, que su paso por ella constituye un gran fracaso. Crea un partido político en Galicia presentándose en los mítines expresándose con acento gallego, logrando menos de 15.000 votos. Deja una deuda fiscal de 10 millones, declarándose insolvente, pues pone todos sus activos a nombre de testaferros, pero mantiene un nivel de vida insultante. Pero comete un nuevo error, pues  para recuperar los fondos depositados en el extranjero lo hace transfiriendo cantidades insignificantes para  no ser detectadas. No es consciente de que sus pasos son vigilados y todos los movimientos de fondos son descubiertos por los servicios fiscales. Fondos que provienen de la apropiación de 15 millones de € “evaporados”  procedentes del Banesto  no  localizados. Todo da a entender  que quien se creía superdotado,  sólo  era una figura  no tan aguda, pues cometió errores tan elementales y se creyó tan superior a los demás, que  está pagándolos, y ahora, de nuevo  en la cárcel, tendrá tiempo y aprenderá la lección de que ambicionar el éxito desmedido tiene efectos negativos porque ciega la razón,  convirtiendo en su propia destrucción la venganza que acumulaba.

No hay comentarios: