EL ENIGMA DE LOS ECONOMISTAS
Los expertos en de cada especialidad tienden a resaltar su
misión en el espacio que ocupan según su actividad para la que se han formado. Los ingenieros resaltan su
participación en el progreso industrial, los médicos salvan vidas, los abogados, que contribuyen a la justicia entre los humanos, la policía y militares
dan
sus vidas para asegurarla paz en la patria.. Pero los economistas ocupan
un campo de actuación difuso al que se cataloga como el arquetipo de
burócratas que complican más que aportan. Descubrieron que analizando los
resultados históricos y con métodos complejos lograron corregir ineficiencias y
aumentar la rentabilidad para los patronos. Fue su nicho profesional: hacer
inferencias y previsiones sobre las expectativas futuras de los negocios o tendencia de la economía. Esta novedosa actividad
les supuso ser reconocida su importante
aportación al progreso, puesto que es obvio que quien conoce el futuro puede reducir riesgos, incrementar
la rentabilidad o liquidar negocios ruinosos. Se han acreditado en
departamentos de prospectiva analizando las tendencias de las finanzas mundiales, riesgos de crisis, de
tensiones financieras o previsiones de desastres. No obstante, sus
pronósticos son de escasa precisión si se analizan las predicciones de
reducción de déficit, expectativas de los precios del crudo, el de la
electricidad, el crecimiento o la creación de empleo que prevén las autoridades
españolas, europea y mundiales. Es de resaltar, sin embargo, que los
economistas son verdaderos genios para justificar las razones de las
desviaciones reales sobre sus
previsiones, aunque de escasa utilidad, pues lo que sucede en el tiempo es
irreversible y sólo es disculpa de sus errores. Sería preferible consultar a videntes o echar una moneda al aire. En este
aspecto El Caudillo era más práctico: para eso consultaba con el brazo
incorrupto de Santa Teresa. No acertaba nunca, pero al menos era divertido y no
tenía que aguantar a los eximios Economistas del Estado, De Guindos, Montoro,
Soria, Solbes y toda esta pléyade de iluminados
que nos podrían ilustran sobre el modo de solucionar la crisis si hubieran pedido ayuda a expertos como Rappel, Christine Laggarde, Draghi o participando en
un club de quinielista. Lo dijo Eistein:
“No me fío del futuro, llega demasiado pronto”..
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