CAMBIO CLIMÁTICO: BROMAS, LAS JUSTAS
La magna asamblea en París sobre el cambio climático es una
más de las convocadas por los estados para defenderse de la presión mundial de
los que acusan que la tierra se acerca a una explosión sin solución. Los datos
son incontrovertibles y los estados poderosos tratan de salir del paso prometiendo
espectaculares proyectos que no van a implementar porque los intereses
económicos priman sobre la vida en el planeta. La historia de las sucesivas
reuniones convocadas sobre el cambio climático es un sarcasmo intolerable, por
eso es necesario parar a estos países poderosos que han trasladado sus industrias contaminantes a
los subdesarrollados con el cuento de que crearán puestos de trabajo. Ante la presión de
los grupos ecologistas y sus análisis medioambientales que anuncian a corto
plazo fenómenos desastrosos, los países ricos y contaminantes, como EEUU y
Europa, quieren imponer a los que están saliendo del subdesarrollo que reduzcan
sus tasas de contaminación. Pero no reconocen que ello supondría paralizar su
desarrollo, retrotrayéndoles de nuevo a mendigos de la humanidad. Quieren que China y
La India fundamentalmente reduzcan drásticamente sus emisiones de gases
contaminantes y de paso evitar la competencia de los productos que exportan esos
países “.limpios”. Dichos países han creado un sistema de gestión de cupos de
contaminación con los que especulan
comprando o vendiendo, lo que han convertido la miseria en una fuente más para proteger
a sus multinacionales que no tienen inconveniente en servirse del caos humanitario
para beneficiarse y potenciar su
liderazgo mundial.. EEUU, que generan el
25% de la contaminación, no acepta reducir sus emisiones venenosas, pero exige
a China, La India, Rusia y países que
están saliendo con esfuerzo del subdesarrollo, medidas drásticas para reducir las suyas, es decir, les culpan de los
problemas que los desarrollados han creado y no están dispuestos a cargar con los costes
derivados de esa política insolidaria
que está destruyendo la vida en la tierra. Por eso, ante las escasas expectativas
de solución, habría que sensibilizar seriamente a la población del planeta. Es
dudoso que todavía llegamos a tiempo para evitar la tragedia..
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