LECTURA DEL 9.N.
Después de que los catalanes hayan dado una lección de
democracia, personalidad y de soportar las feroces fuerzas del estado español,
debería tomarse una atregua y reflexionar sin apasionamiento, pero con el
propósito de cesar en el acoso para tratar de obligar a que los catalanes
cambien su decisión de querer constituirse en un estado libre al que se le
reconozca. Convendría a los españoles dejar de hacer interpretaciones forzadas,
pues no hace falta que repitan que el referéndum no era tal referéndum, que era
ilegal por ser contrario a las leyes, que Mas llevaría a los catalanes a la
marginación si salieran de España porque en la UE no les admitirían. Deberían reconocer al menos que los catalanes
no son tan superficiales como se les juzga en España, pues son capaces de tomar sus decisiones después de reflexionar
para llegar al 9.N a pesar de las presiones. Deberían entender que un
pueblo que adquiere conciencia de su
identidad es imparable, por encima de las amenazas que les hagan las autoridades
y la opinión pública tan agresiva española. Que se trata de una sociedad capaz
de sentirse satisfecha en un estado con 6 millones de parados, en el que la
corrupción se ha constituido en el fundamento del sistema político. Con un
gobierno que evita la quiebra a bancos que han administrado fondos de sus
clientes sin diligencia, con fondos públicos.
Los catalanes son conscientes de las grades limitaciones de
la consulta que hubieran querido que
tuviera todas las garantías jurídicas y políticas. Los poderes públicos y los
jueces no se lo han facilitado. Pero, a pesar de ello, los resultados en todos
los órdenes son para estudiarlos en facultades de Ciencias Políticas como
ejemplo de comportamiento cívico. España
debería reconocer que, salvo una intervención violenta, de la que deberían
valorar las consecuencias irreversibles si se produjera, los catalanes ya han
ganado y el camino hacia su libertad ya no se les puede impedir.
Los periodistas del
pesebre han cumplido con su misión según las instrucciones de la superioridad
frivolizando, pero habría que frenar sus ímpetus y eviten ironizar con Catalunya,
pues podría suceder que sus sátiras se
conviertan en realidad y tengan que disculparse ante el probable estado catalán
que nacerá. Gracias por la lección de civismo y de vuestra capacidad de
resistencia que habéis dado al mundo.
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