PARA QUÉ SIRVEN LAS
ARMAS Y LOS MILITARES
Me ha llegado un power point anónimo de un espontáneo en el
que se ven de una manera difusa las hazañas bélicas de Siria de luchas entre
soldados de uno y otro bando enfrentados, en el que se está masacrando con estudiada
precisión militar a la espantada población civil con una virulencia extrema en
cuya escena se oyen risas, gritos desgarradores, caos generalizado y finalmente
unas tremendas pilas de cadáveres amontonados, otras muchas de heridos que se lamentan, y otros que
agonizan ante la impotencia dolorosa de la gente voluntaria que les atiende.
Realmente es una escena dura. De pronto aparece una mujer ante la cámara de un
teléfono móvil con la que alguien filma la escena, quien, con semblante
desesperado, pero con serenidad, habla en su idioma, llevando el cadáver de un
niño en los brazos. Va apareciendo debajo del cuadro la traducción escrita y al
final dice:”Para qué sirven los militares y las armas” No recuerdo si era una
pregunta o un lamento. Pero me ha hecho pensar aquella serenidad y desesperanza
que comunicaba con tanta dignidad en su expresión.
Hace algunos meses el Papa
Benedicto XVI en su visita al Líbano declaró que no se debería vender
armas a Siria. Y uno se pregunta si, según el dimitido Santo Padre, sí se pueden
vender a Irak, a Israel o a España o a países primitivos que sólo tienen hambre
porque hay que pagar las armas antes que comer y vivir. Es que hay armas buenas
y armas malas según quien las utilice? Nuestros obispos ya se encargaban de bendecir
las armas de los buenos, no sólo durante la carnicería civil, también
durante muchos años después se rogaba en
las misas por el ejército victorioso.
La pregunta de la madre siria dolorida, pero serena, sobre
la utilidad de las armas y de los militares sigue de actualidad a la vista de
que desde el inicio de la historia de la humanidad todavía hay iluminados que
creen que los conflictos se pueden solucionar a estacazos, a base de armas
destructivas y con el concurso de seres humanos cuya profesión es dominar el
arte de matar y destruir con la mayor eficacia. Quosque tamdem abutere,
Catilina patientia Nostra?
2 comentarios:
Querido, amigo, siempre he dicho que la palabra es un arma muy poderosa, y una vez más lo compruebo al leerte. Tu palabra tiene fuerza, es directa, llega a conmover la conciencia. Sinceramente creo que de tu dicción y sentir aprenderemos mucho. Que nunca calle tu voz, Javier, y tú que puedes, en la escritura sigue alzando tu voz para que los demás escuchen las cosas que otros no quieren que escuchemos. ¡Enhorabuena!, quizá mi palabra no te sirva de mucho, pero quiero que sepas que admiro tu manera de expresarte. ¡Se puede decir tanto con las letras!, ¿verdad?
Amenazo con regresar. Por ahora, Recibe un fuerte abrazo fraterno a través de la distancia.
Sinceramente…
Martha
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