martes, 23 de abril de 2013

PARA QUÉ SIRVEN LAS ARMAS Y LOS MILITARES.



PARA QUÉ SIRVEN LAS ARMAS Y LOS MILITARES

Me ha llegado un power point anónimo de un espontáneo en el que se ven de una manera difusa las hazañas bélicas de Siria de luchas entre soldados de uno y otro bando enfrentados, en el que se está masacrando con estudiada precisión militar a la espantada población civil con una virulencia extrema en cuya escena se oyen risas, gritos desgarradores, caos generalizado y finalmente unas tremendas pilas de cadáveres amontonados, otras muchas  de heridos que se lamentan, y otros que agonizan ante la impotencia dolorosa de la gente voluntaria que les atiende. Realmente es una escena dura. De pronto aparece una mujer ante la cámara de un teléfono móvil con la que alguien filma la escena, quien, con semblante desesperado, pero con serenidad, habla en su idioma, llevando el cadáver de un niño en los brazos. Va apareciendo debajo del cuadro la traducción escrita y al final dice:”Para qué sirven los militares y las armas” No recuerdo si era una pregunta o un lamento. Pero me ha hecho pensar aquella serenidad y desesperanza que comunicaba con tanta dignidad en su expresión.
Hace algunos meses el Papa  Benedicto XVI en su visita al Líbano declaró que no se debería vender armas a Siria. Y uno se pregunta si, según el dimitido Santo Padre, sí se pueden vender a Irak, a Israel o a España o a países primitivos que sólo tienen hambre porque hay que pagar las armas antes que comer y vivir. Es que hay armas buenas y armas malas según quien las utilice? Nuestros obispos ya se encargaban de bendecir las armas de los buenos, no sólo durante la carnicería civil, también durante  muchos años después se rogaba en las misas por el ejército victorioso.
La pregunta de la madre siria dolorida, pero serena, sobre la utilidad de las armas y de los militares sigue de actualidad a la vista de que desde el inicio de la historia de la humanidad todavía hay iluminados que creen que los conflictos se pueden solucionar a estacazos, a base de armas destructivas y con el concurso de seres humanos cuya profesión es dominar el arte de matar y destruir con la mayor eficacia. Quosque tamdem abutere, Catilina patientia Nostra?

2 comentarios:

egaz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Martha Humphrey dijo...

Querido, amigo, siempre he dicho que la palabra es un arma muy poderosa, y una vez más lo compruebo al leerte. Tu palabra tiene fuerza, es directa, llega a conmover la conciencia. Sinceramente creo que de tu dicción y sentir aprenderemos mucho. Que nunca calle tu voz, Javier, y tú que puedes, en la escritura sigue alzando tu voz para que los demás escuchen las cosas que otros no quieren que escuchemos. ¡Enhorabuena!, quizá mi palabra no te sirva de mucho, pero quiero que sepas que admiro tu manera de expresarte. ¡Se puede decir tanto con las letras!, ¿verdad?

Amenazo con regresar. Por ahora, Recibe un fuerte abrazo fraterno a través de la distancia.

Sinceramente…
Martha