LA GRANDEUR DE LA
FRANCE
Se está proyectando el film “Los Miserables”, basada en una
obra del autor francés Victor Hugo. Tiene un contenido social acorde a la época
en la que está escrita, pero con un componente épico que no se corresponde con
la realidad actual como nación. En
realidad, la última manifestación de su carácter revolucionario fue la Revolución
Francesa en 1789, de la que nació el símbolo honroso de La Marsellesa. A partir
de ahí Francia ha dejado de ser una tierra de asilo y se ha convertido en un
imperio: sus hazañas bélicas más recientes serían: Argelia, Indochina y la invasión de Mali para defender a un
dictador que subió al poder por medio de un golpe de estado, pero que es quien
asegura a los franceses sus intereses económicos. La invasión armada francesa
la realizan con la disculpa de defender los derechos de ese pueblo. Para lo que les mandan fuerzas militares en
lugar de maestros, médicos o elementos de transporte.
La Resistence, que ha
sido considerada por los franceses como
la expresión más genuina de patriotismo, en realidad se la hicieron otros:
españoles, grupos internacionalistas, etc, los cuales a su juicio consideraban a la cúpula francesa que mandaba
la organización como un lastre mayor que la Gestapo o las fuerzas de ocupación alemanas. Resulta humillante que un ejército
como el francés, que se consideraba invencible, fuera incapaz de contener a las
divisiones alemanas y en seis semanas invadieran Francia entera hasta llegar a
París. A lo que se debe añadir la ignominia por admitir la creación del colaboracionista
Gobierno de Vichy con el ilustre mariscal, el inútil y traidor Petain a la
cabeza. La Grandeur se ha convertido en una caricatura de los principios de la
Revolución: libertad, igualdad, y
solidaridad, convirtiéndose Francia en el defensor furibundo del neoliberalismo,
con una actitud servil respecto de USA, Alemania, China o Rusia. Por eso Sarkozzi creyó
que la solución a la crisis era la expulsión de los gitanos o reforzar la
represión a los emigrantes a los que culpan de los problemas del país. Francia
siempre ha mantenido un centralismo ridículo negando toda personalidad diferenciadora a los pueblos que componen El
Pentágono y es especialmente sangrante la miopía con la que se está tratando la identidad
del pueblo vasco.
El chauvinismo francés está obsesionado con liderar la
política europea, sin tener en cuenta que sufren la misma crisis con idénticos problemas que los demás y que no
tiene ninguna faceta que les permita ninguna señal distintiva de liderazgo,
Mantiene su actitud arrogante con los pueblos africanos y asiáticos, pero
mendicante con Inglaterra, Alemania, Rusia, China y países emergentes que
quieren autonomía sin tener que pedir
permiso a los imperios que han devenido en potencias de sólo aspecto aparente,
pero sin fuerza real ni moral como para
que sean respetados.
La Grandeur es sólo un slogan que ha impactado hasta ahora,
pero se ha descubierto que es un cuento
sin fundamento y sirve de motivo para divertirse junto a Carla Bruni, con los procesos
de corrupción a honorables expresidentes, a Christine Lagarde o al violador
Dominique Strauss-Kahn y con el actual presidente, el socialista Holland, al que
se le ha quedado cara de clown por no saber qué hacer para salir del estercolero
en que se ha metido para recuperar les jours de gloire.. ¡Vive La France!
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