Motivos para la esperanza.
Tengo pudor por mostrarme optimista con la que está cayendo,
porque no es tiempo de frivolizar con
los sufrimientos que nos están haciendo pasar los políticos, los especuladores
y los organismos económicos mundiales. Pero leyendo el bien documentado y
acusador libro de Noami Klein, “La doctrina del shock”, se pueden vislumbrar
esperanzas de que de la crisis salga algo que cambie el caos en el que nos han
metido los organismos internacionales mundiales y sus manipuladores, por un mundo
más justo y solidario. Hace referencia al ALBA
(Alternativa Bolivariana para las Américas) , que es un contrapunto al
ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas)., el sueño corporativista hoy
enterrado, liderado por USA, de crear una zona de libre comercio desde
Alaska a Tierra de Fuego. Ambas tienen nombres parecidos, pero sus objetivos
son muy diferentes. Gracias al plan de ALBA Venezuela suministra petróleo a
precios más bajos que los del mercado mundial. Cuba envía miles de médicos a otros países del mundo para impartir la sanidad gratuita y para formar estudiantes
de otros países en sus facultades. Bolivia aporta gas a precios más bajos a países
pobres. Así es por lo que los países socios del ALBA están teniendo un nivel de
crecimiento espectacular en estos momentos de crisis mundial. El principal
beneficio es que es un sistema
esencialmente de trueque en el que los países deciden por si mismos lo que vale
un determinado servicio o bien, en lugar de dejar que sean otros en New York,
Chicago o Londres los que los fijen. Eso hace que el comercio sea menos
vulnerable al tipo de fluctuaciones repentinas de precios que han desvastado
las economías latinoamericanas en los últimos años. Latinoamérica está creando
una zona de relativa calma y predecibilidad económica, un logro que se creía
imposible en la era de la globalización. Sus socios ya no necesitan el apoyo
del FMI, el agente que materializó las
teorías suicidas de Milton Friedman en su Escuela de Chicago, para que le pague sus deudas. Ya no es así:
gracias al alto precio del petróleo Venezuela se ha convertido en uno de los
principales prestamistas de otros países en desarrollo, evitándoles pasar por
Washington. Los resultados han sido espectaculares: Brasil no ha vuelto a
cerrar ningún acuerdo con el FMI, Nicaragua está negociando su salida del Fondo, lo mismo que la, en
otros tiempos, disciplinada Argentina. Kirchner
declaró que “hay vida después de FMI y una buena vida” Correa declaró persona non grata al
representante en Ecuador del FMI. Evo Morales anunció que Bolivia abandonaría
el Tribunal de Arbitraje del Banco Mundial porque es el estamento que permite ganar
siempre los juicios a la multinacionales.
Como consecuencia de ese nuevo giro, los préstamos del FMI
en todo el mundo en sólo tres años se han reducido de 81.000 millones de
dólares a 11.800 millones, siendo la casi totalidad de esa cifra prestada a Turquía.
Cuando en mayo del 2007 se obligó a dimitir de presidente del Banco Mundial,
Paul Wolfwitz, éste manifestó al Financial Times que cuando los directivos del
banco ofrecían consejo a países en vías de desarrollo, esos países “se reían de ellos” Si a ello se añade el
fracaso de la Organización Mundial del Comercio, todo ello hizo que se provocaran
en 2006 afirmaciones como que “la globalización ha muerto”
Es obvio que las tres principales instituciones que han
impuesto la ideología de la Escuela de Chicago están en peligro de extinción.
No hay que hacerse demasiadas ilusiones, sin embargo, pues
es evidente que el capitalismo tiene tantas vidas como los gatos
4 comentarios:
No me parecen mal tus comentarios
Me gustará leer las opiniones de Freddy en estos temas, Javier. Ustedes que gustan dialogar tanto cuando se encuentran juntos, aquí también podrán hacerlo de una manera virtual, y no podrán escucharme decir… ¡No peleen!
Qué oportuna, simpatica y expresiva es tu manera de pedirnos "No pellen"
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