martes, 23 de abril de 2013

MOTIVOS PARA LA ESPERANZA.



Motivos para la esperanza.
Tengo pudor por mostrarme optimista con la que está cayendo, porque no es tiempo de frivolizar  con los sufrimientos que nos están haciendo pasar los políticos, los especuladores y los organismos económicos mundiales. Pero leyendo el bien documentado y acusador libro de Noami Klein, “La doctrina del shock”, se pueden vislumbrar esperanzas de que de la crisis salga algo que cambie el caos en el que nos han metido los organismos internacionales mundiales y sus manipuladores, por un mundo más justo y solidario. Hace referencia al ALBA  (Alternativa Bolivariana para las Américas) , que es un contrapunto al ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas)., el sueño corporativista hoy enterrado,  liderado por USA,  de crear una zona de libre comercio desde Alaska a Tierra de Fuego. Ambas tienen nombres parecidos, pero sus objetivos son muy diferentes. Gracias al plan de ALBA Venezuela suministra petróleo a precios más bajos que los del mercado mundial. Cuba envía miles de médicos  a otros países del mundo para impartir  la sanidad gratuita y para formar estudiantes de otros países en sus facultades. Bolivia aporta gas a precios más bajos a países pobres. Así es por lo que los países socios del ALBA están teniendo un nivel de crecimiento espectacular en estos momentos de crisis mundial. El principal beneficio  es que es un sistema esencialmente de trueque en el que los países deciden por si mismos lo que vale un determinado servicio o bien, en lugar de dejar que sean otros en New York, Chicago o Londres los que los fijen. Eso hace que el comercio sea menos vulnerable al tipo de fluctuaciones repentinas de precios que han desvastado las economías latinoamericanas en los últimos años. Latinoamérica está creando una zona de relativa calma y predecibilidad económica, un logro que se creía imposible en la era de la globalización. Sus socios ya no necesitan el apoyo del FMI,  el agente que materializó las teorías suicidas de Milton Friedman en su Escuela de Chicago,  para que le pague sus deudas. Ya no es así: gracias al alto precio del petróleo Venezuela se ha convertido en uno de los principales prestamistas de otros países en desarrollo, evitándoles pasar por Washington. Los resultados han sido espectaculares: Brasil no ha vuelto a cerrar ningún acuerdo con el FMI, Nicaragua está negociando  su salida del Fondo, lo mismo que la, en otros tiempos, disciplinada Argentina. Kirchner  declaró que “hay vida después de FMI y una buena vida”  Correa declaró persona non grata al representante en Ecuador del FMI. Evo Morales anunció que Bolivia abandonaría el Tribunal de Arbitraje del Banco Mundial porque es el estamento que permite ganar siempre los juicios a la multinacionales.
Como consecuencia de ese nuevo giro, los préstamos del FMI en todo el mundo en sólo tres años se han reducido de 81.000 millones de dólares a 11.800 millones, siendo la casi totalidad de esa cifra prestada a Turquía. Cuando en mayo del 2007 se obligó a dimitir de presidente del Banco Mundial, Paul Wolfwitz, éste manifestó al Financial Times que cuando los directivos del banco ofrecían consejo a países en vías de desarrollo, esos países  “se reían de ellos” Si a ello se añade el fracaso de la Organización Mundial del Comercio, todo ello hizo que se   provocaran en 2006 afirmaciones como que “la globalización ha muerto”
Es obvio que las tres principales instituciones que han impuesto la ideología de la Escuela de Chicago están en peligro de extinción.
No hay que hacerse demasiadas ilusiones, sin embargo, pues es evidente que el capitalismo tiene tantas vidas como los gatos

4 comentarios:

egaz dijo...

No me parecen mal tus comentarios

Martha Humphrey dijo...

Me gustará leer las opiniones de Freddy en estos temas, Javier. Ustedes que gustan dialogar tanto cuando se encuentran juntos, aquí también podrán hacerlo de una manera virtual, y no podrán escucharme decir… ¡No peleen!

egaz dijo...

Qué oportuna, simpatica y expresiva es tu manera de pedirnos "No pellen"

Richi dijo...

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