Televisión 13
Un amigo ejemplar en todos los
sentidos, creyente en una fe basada en
los evangelios, me contaba que cuando quiere divertirse suele poner Intereconomía
y Televisión 13 por las grotescas y las descerebradas intervenciones de los
conspicuos y casposos contertulios que rayan en verdaderos sainetes para
regocijo de los que son capaces de pensar con el cerebro y no con los intestinos.
En Televisión 13, en la intervención del
director de una tertulia hizo un elogio empalagoso de la Conferencia Episcopal
Española. Mi amigo Javi se extrañó, por lo que investigó sobre quiénes eran los
propietarios de la misma, comprobando para su sorpresa que dicha Conferencia
Episcopal había suscrito el 51% de
capital y por eso supervisan la gestión y su contenido ideológico. Se sintió
decepcionado una vez más con la jerarquía porque la ideología de aquellos contertulios
de la caverna fuera aceptada y apoyada por los obispos con generosos fondos que
provienen de los presupuestos del Estado, de aportaciones de los fieles que se
consideran corresponsables de su iglesia, y de su propio patrimonio. Que de
ninguna manera se sentía representado por dicha Conferencia al tomar opciones
temporales de extrema derecha y
pretendan que sea considerada su opinión como la oficial de la Iglesia. Era una
incongruencia más de unos jerarcas que, a pesar de que son rechazados por la
sociedad en general y en particular por los ya escasos creyentes comprometidos,
siguen empecinados en querer imponer una línea ideológica retrógrada. Claro,
pensó: qué se puede esperar del Presidente Rouco Varela, del Primado, Antonio Cañizares
o del obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig-Plà, quien considera a los
homosexuales enfermos, o al Secretario General y Portavoz Oficial, Monseñor
Martinez –Camino, cuya misión es lidiar en las conferencias de prensa ante los
periodistas, para argumentar sobre opiniones y decisiones de la Conferencia.
Puntos vista y criterios que hacen sonrojar a los seglares que se consideran
miembros activos de la Iglesia, que
rechazan radicalmente esas opiniones y decisiones que no tienen otra base
ideológica que el afán de mantener y acrecentar su menguada influencia en la
vida social del país. Precisamente, ante la opinión generalizada entre la
ciudadanía de que debería ser denunciado el Concordato con la Santa Sede, por
tanto, que no se continuara la financiación de la Iglesia por la vía de los presupuestos,
Rouco Varela, con actitud soberbia y desafiante respondió, como queriendo hacer
chantaje ante las cámaras, que sin esa financiación la acción generosa de
Cáritas no podría continuar, con el perjuicio para la población que ello
comportaría. Me comentaba con mala uva que había tomado la decisión de poner
siempre dicha cadena para conocer las tonterías que se dijeran y divulgarlas en
público para ridiculizarlas y descubrir el carácter sectario de la jerarquía,
que quiere imponer a los creyentes como dogma de fe lo que son exclusivamente
criterios muy discutibles.
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