En
LA DAMA DE ELCHE
Hace unos días he estado en Elizondo con la intención de
disfrutar de aquella tierra que me trae ruerdos inolvidables. Suelo ir a pasar
las fiestas allí. Cuando vuelvo otra vez aquí me entra una sensación de
tristieza y nostalgia que no sé si es masoquismo, pues vuelvo todos los años.
El recuerdo me viene porque hace muchos años estuve en
Erratsu tres meses en un caserío para aprender euskara. Exactamente estaba en
el barrio de Gorostapolo y el caserío está junto a la catarata de Xorroxin. Un
paisaje de ensueño. Todas las mañanas iba a clase de euskara en el euskaltegi
de Elizondo en el que me encontraba con un buen grupo de alumnos y alumnas
procedentes de todos los puntos de Euskal Herria. Era duro el sistema, pero el
ambiente inmejorable. Solíamos encontrarnos en Elizondo los fines de semana para merendar, tomar unos vinos, jugar al
frontón y si había baile, pues a ligar si se podía. En el pueblo la gente nos
trataba con todo cariño, pues además de la alegría que llevábamos, gastábamos
en las tiendas y restaurantes y érmos la alegría de un pueblo que estaba lleno
de gente mayor, increíblemente amable. Además, oirles hablar con su acento
y cierto tono de canción era como escuchar el canto de un jilguero. Yo
procuraba provocar conversaciones con la gente que iba paseando o me encontraba
en una tienda o en el baile: me apreciaban y yo les apreciaba.
Un día fui a la farmacia a comprar creo que hojas de afeitar.
Salió una chavala de unos 20 años que me saludó en euskara con una sonrisa que
me cautivó. Su tono de voz era aun mas parecido al de un jilguero que el de la mayoría de la gente. Le pregunté su nombre
y sonriendo me dijo que no me lo quería decir.
El fin de semana siguiente había una verbena en la plaza y
el ambiente era fabuloso: bailes vascos que la gente del pueblo danzaba con
armonía y seriedad. Aquello era como estar en una sesión de ballet, pero con el
pueblo en danza. Entre los que bailaban estaba la dependienta de la farmacia,
que me miró y se sonrió a pesar de que todos baliaban muy serios y
centrados. Claro, los del euskaltegi no
sabíamos aquel tipo de baile que era típico
del Baztan.
Al terminar el baile se me acercó la dependienta y me
dice:
-Me llamo Ainhoa.
Y se marchó con su grupo de amigos y amigas. Yo estaba con
mis compañeros y compañeras del euskategi. De nuevo vino Ainhoa para decirme
sonriente:
-Qué!, os animáis a juntaros con nuestro grupo?
Nos pareció bien, así que formam un grupo de alrededor de veinte o
venticinco chicos y chicas. Empezó el baile, pero ahora era agarrado. Le pedí a
Ainhoa que bailara conmigo. Salimos a la pista y a pesar de mis dificultades
para hablar euskara, ella no dejaba de hablarme en ese idioma a pesar de que yo me
tenía que auxiliar continuamente con el español. Le di un nombre falso que se me. ocurrió sobre
la marcha: Frank Que era de Bibao y que estaba en el euskaltegi de Elizondo, pero que vivía en Gorostapolo.
Que venía todas las mañanas a clase y que me volvía hacia las 12 a Erratsu.
Nos hicimos una foto
todos juntos y otras por grupos por su
lado,
Nos despedimos porque yo quería estar en casa antes de las
10 de la noche, pues mi familia, que era realmente como la mia quería que
cenara con ellos al menos los domingos. Tanto me querían. Yo también les quería
y prueba de ello es que todos los años
voy en fiestas a su casa.
Como todos los días iba a Elizondo, procuraba tener algo que
comprar en la farmacia para ver a Ainhoa, que me recibía con aquella sonrisa
luminosa que me gustaba tanto. Un día le pregunto:
-Qué vas a hacer ese
fin de semana?-
Me responde:
-Y a ti qué te importa- me dice sonriendo.
-No, nada, sólo quería invitarte a un café si te hubiera
apetecido. Pero ya veo que eres muy navarra.
Una tarde de un domingo me la encontré con su grupo de sus
amigas y amigos y les dijo que se quedaba con un amigo de Bilbao. Aludía a mi.
Estuvimos charlando paseando y le invité a un chocolate con
pasteles e incluso le acompañé hasta su casa que estaba encima de la farmacia,
pues era la hija del farmacéutico. Me dijo que estaba estudiando farmacia en
Zaragoza. Al despedirme le quise dar un beso, pero ella se retiró ofendida. La verdad es que cuando estaba enfadada estaba más atractiva aun.
Me sentó mal el desprecio y me marché sin siquiera
despedirme de ella.
Al terminar el cursillo el ayuntamiento de Elizondo nos hizo una
despedida en la sala de reuniones y como yo participé en un campeonato de pala era
más conocido. Por eso el alcalde me llamó por el micro para recoger un
recuerdo. Me negué porque me lo iba a dar
Ainoa. Ella insistió, pero me marché.
Pasados unos diez años participé en un concurso de cuentos
que convocó el ayuntamiento de Elche.
Siempre había tenido afición por la literatura y me gustaba escribir, aunque me
daba vergüenza que la gente lo supiera. Tuve que cumplir un protocolo que
consistía en meter el cuento en un sobre con un
pseudónimo. Creo que era “Egunsentia”. En otro sobre los datos personales míos.
Hace como medio año me llegó una carta del Ayuntamiento de
Elche en el que se me comunicaba que había ganado el segundo premio, que era de 300 € y que se me convocaba
para la ceremonia de reparto de premios. Firmaba el comunicado la concejala de
Cultura. Se llamaba Ainhoa Zapiain. Junto al documento oficial venía una carta
escrita a mano en la que la concejala me decía que era la hija del farmacéutico
de Elizondo con la que estuvimos un grupo de alumnos del euskaltegi. Que era farmacéutica de Elche y que le gustaría que acudiera a recoger el premio, pues quería disculparse
por la falta de delicadeza que tuvo cuando quise darle un beso de despedida.
Que lo entendió mal porque pensaba que quería aprovecharme de ella y que
comprendía que me marchara sin despedirme. Si me decidía a ir me enseñaría “La Dama de Elche” Que conicía mis datos
personales porque los pidió en el euskaltegi de Elizondo . Y me adjuntaba dos fotos, una era la del
grupo que formamos en el baile en
Elizondo. En la otra aparecíamos bailando ella y yo que nos
hizo alguien sin avisarnos.
No le contesté, pues aunque la había olvidado, tenía cierto morbo el ver cómo acabaría todo aquella aventurilla. Pero decidí ir de
incógnito porque me parecía una
casualidad volver a encontrarme con aquella mujer tan enigmática y que se me
había presentado sin esperarlo.
Llegué a Elche el día anterior al reparto de premios. Fui a
recorrer la ciudad y me encontré con un
letrero que decía: “Farmacia de la
Licenciada Ainhoa Zapiain”. Pasé por delante y creo que la vi, pero no estaba
muy seguro
Al día siguiente fui a la ceremonia en la que había bastante
público y me senté en una butaca en la parte trasera del salón.
El alcalde hizo la presentación del acto y a continuación
apareció Ainhoa que , como concejala de cultura era la responsable de todo el
acto protocolario. No puedo negar que al verla me dio una vuelta el corazón,
pues era más mujer, pero estaba como
cuando quise besarla.
Leyó los nombres de los/as que habían tenido derecho a un
accesit a los que se les entregaba un diploma. Fueron subiendo al escenario. Después se empezaron a leer los nombres de los premiados empezando
por el tercer premio. Subió el premiado, el alcalde le hizo entrega de un
diploma y de un sobre con el premio.
A continuación dijo mi nombre. Nadie respondía ni subía al
escenario. Lo repitió varias veces, incluso llamó por el pseudónimo:
“Egunsentia”. Nada, nadie aparecía. Ainhoa se puso nerviosa y finalmente dice
con voz sentida, pero con fuerza:
-Si no sube al escenario a recoger el segundo premio
Frank o “Egunsentia” se declarará
desierto. Y es una lástima, pues según
me han declarado los miembros del jurado era muy interesante y estaba muy bien
escrito.
Tuve la tentación de subir al escenario pero preferí dejarle con la
incógnita de cual sería la razón de no
querer tener yo ese instante de gloria que tienen todos los que reciben un
premio en cualquiera de las modalidades culturales o artísticas. Aunque siempre
me he considerado un cabezota y ese carácter me ha hecho sufrir a veces. Pero quise tener ese instante de venganza. Tanto me dolía su rechazo a mi beso lleno de ternura .Siempre recordaré a Ainhoa y a Elizondo.
FIN
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