jueves, 6 de abril de 2023

SABER DEMASIADO

 SABER DEMASIADO.

Resulta extraño afirmar que alguien sepa demasiado, pues nunca se sabe lo suficiente. Pero en España se da esa antinomia y es entre los jueces donde se produce, pues se han hinchado a estudiar derecho para   pasar la  oposición  y muchos se han organizado tal lío mental que  contagian el caos en la ciudadanía. Es el caso de  Marchena  y Llarena, jueces del Procés catalán del 1 O,  que son sistemáticamente vapuleados  por  diversos los tribunales  europeos  por sus “originales” interpretaciones “ de las leyes y de los principios de derecho cuyo contenido y sentido  es universal. Parece que entre los jueces de los principales organismos judiciales está difundida la creencia de que “los jueces españoles son los mejor preparados del mundo”  y ha creado jurisprudencia, aunque ello no sea óbice para  ser vapuleados  por tribunales europeos y ser noticia de primeras páginas en la prensa especializada que el  CGPJ está caducado desde hace más de cuatro años  por motivos políticos. Léase la crítica de Javier Perez Royo, catedrático de Derecho Internacional  en la Universidad de Sevilla o a Emilio Olabarría, ex catedrático en la Universidad de Deusto entre otros críticos de las sentencias de los tribunales españoles, pues sus comentarios en público la  ponen al borde del ridículo.  Pero lo más sorprendente es que a pesar de la opinión generalizada en Europa  sobre la justicia en España el CGPJ  se reitera  en el error y su  soberbia les impide asumir la  ilegalidad de sus irregularidades   y en el límite de la  obcecación se han permitido impedir la votación a los diputados en  Las Cortes, el órgano de representación de la soberanía popular del que dependen los demás poderes del estado.  Ello   ha supuesto de facto un   acto ilegítimo de fuerza contra el poder  judicial. Además, los restantes  poderes  del estado no han sido  capaces de defender la libertad y autonomía de las instituciones y el gobierno sin atreverse a aplicar la ley aunque haya que destituir a jueces y altos funcionarios que piensan,  como  el Rey Sol, que  “L´État, c´est moi”.

 

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