IMPRICIA DE LA POLICIA ARGENTINA

IMPERICIA DE LA POLICIA ARGENTINA Los cuerpos policiales provenientes de regímenes dictatoriales están acostumbrados a actuar con red y saben que cualquier exceso en su función represiva está a cubierto de toda responsabilidad gracias a la interpretación laxa de las leyes de los jueces y a la “imaginación de sus servicios difusores de basura”. El episodio del intento de magnicidio de la vicepresidenta del Gobierno argentino, Cristina Fernandez de Kirchner, invita a tomar a chacota que se haya salvado porque se le ha encasquillado la pistola al sicario. Las imágenes son elocuentes: la Vicepresidenta rodeada de una multitud que le homenajea porque un juez le ha inculpado por motivos políticos. Se supone que la mayoría serían escoltas para protegerla. Repentinamente aparece una pistola a un palmo de la cara de Fernandez; incluso se oye que el percutor falla y los escoltas ni se enteran. O sea que se salva por suerte. Sólo después del tumulto se abalanzan sobre el fanático formando una montonera impidiendo que ni siquiera la víctima conoza el episodio. Es la consecuencia de la inoperancia habitual de la policía que acumuló durante el terror de la Junta. pues se ocupaban de interrogar a comunistas y “montoneros” en la ESMA y organizar los célebres “vuelos de la muerte” de prisioneros atados para lanzarlos a alta mar. Además de repartir niños recién nacidos en hospitales de madres presas para esposas de militares y policías estériles y gente que se aprovechó de la ley del silencio impuesta por los Generales de la Junta. Todo este episodio entre cómico y patético describe la diferencia entre seguridad y orden público que no parecen entender los “expertos”. La seguridad genera bienesta, en cambio, el orden público es producto de un sistema represivo que se basa en el terror intencionado que provoca la tropa a los que se excitan instintos de venganza y se prescinde de valores humanos. “Quien tenga oídos para oír, oiga”. Mateo 13.9