viernes, 17 de noviembre de 2017

"LA VIDA ES UN CUENTO NARRADO POR UN IDIOTA"



 “ LA VIDA ES UN CUENTO NARRADO POR UN IDIOTA”
Así lo denuncia nada menos que  Shakespeare en Macbeth.  Continúa:”…lleno de ruido y de furia que no tiene ningún sentido”  Es como un remedo de la expresión de un crítico en un artículo refiriéndose a la actuación de los políticos, que titulaba: “El 80% de lo que hacen o prometen  los políticos es mentira y lo saben”. Afirma que antaño la clase política se preocupaba de que sus promesas fueran pocas y creíbles para no tener que rectificar porque tenían el pudor de no engañar o al menos, sin tanto  descaro. Ahora les políticos han rebasado el listón y no tienen inconveniente en prometer lo que sea, aun a sabiendas de que no es posible metafísicamente. A veces es por puro cinismo o por ignorancia, pero la mayor parte es porque no saben distinguir lo que es verdad de la mentira. Su código moral al entrar en la política se ha trasmutado.  Les es indiferente porque han llegado a la conclusión de que  los  votantes son insustanciales e incapaces de descubrirles sus mentiras y fantasías o que se les olvidará a la hora de ir a las urnas. En realidad los políticos se limitan a prometer lo que crean que va a satisfacer a la población, pues éstos sólo  quieren oír lo que les interese, aunque sepan que no lo cumplirán pues, cono dice Macbeth, el narrado es idiota y dice idioteces. El articulista describía que es divertido leer sus  afirmaciones categóricas que son totalmente opuestas a las escritas recientemente afirmando lo contrario. Esa es la  demostración de   que es idiota, pues debería revisar sus afirmaciones, al menos las últimas, pues puede descubrir que contradiga lo que ha sido su programa electoral que es lo que la ha llevado al triunfo.  Pero no se les  puede minusvalorar, pues tiene valor ser capaz de enfatizar con convicción y  de arrastrar a los ciudadanos, lo cual presupone tener la capacidad de autosugestionare de algo sin base argumental  y que logre  comunicar al lector o al oyente la sensación de que es sincero y  le crea y le  vote.  Es estar convencido  que el elector es idiota y no piensa. Sin duda es una faceta valiosa de la que no pueden alardear la gente del común, pues ello exige argumentos o lenguaje gestual  convincentes:  es lo que los críticos llaman cinismo  que  se comportan como antisistema y enemigos de la solidaridad. Aunque  consideran a los políticos parásitos que viven del cuento, pero al final la población tiene que reconocer que también esa conducta responde a toda  una ciencia  muy compleja, pues la mayoría   envidian en su intimidad a esta clase social y  que para perpetuarse como colectivo parasitario  se han diseñado  unas ciencias que se estudian en las universidades  que  tienen rango entre filosofía y magia para cautivar a los ingenuos.  

2 comentarios:

IRIS dijo...

No sé, la verdad Javier, si los únicos idiotas que no ingenuos somos los que votamos a esta caterva de caraduras, que no se les mueve un pelo mintiendo día tras día, en época de elecciones o no.
Una vez podemos pecar de ingenuos, pero al cabo del tiempo y mentira tras mentira ya teníamos que ser "cum laude" en detectar a los políticos mentirosos, no ya cuando prometen lo que no pueden cumplir y no es porque no puedan ( habrá casos, pocos y raros, que sean meras quimeras que por impedimentos insalvables ajenos a ellos no se puedan cumplir), es que no quieren porque lo que se prometía no les conviene a sus intereses ya sea de partido o particulares ( solo basta hacer un repaso a la situación de la política y los políticos actual (no digo nada de las anteriores).
En esa ciencia de la Universidad de como ser político y perpetuarse en el sillón, el que sea, no se requieren mas que tres asignaturas: Saber mentir, tener caradura y una lengua fácil para saber embaucar.
Saludos!!!

egaz dijo...

Gracias, Iris, por tus agudos comentarios a mi artículo en mi blog. Te mando los míos aparte.