“ LA VIDA ES UN CUENTO NARRADO POR UN IDIOTA”
Así lo denuncia nada menos
que Shakespeare en Macbeth. Continúa:”…lleno de ruido y de furia que no
tiene ningún sentido” Es como un remedo
de la expresión de un crítico en un artículo refiriéndose a la actuación de los
políticos, que titulaba: “El 80% de lo que hacen o prometen los políticos es mentira y lo saben”. Afirma
que antaño la clase política se preocupaba de que sus promesas fueran pocas y
creíbles para no tener que rectificar porque tenían el pudor de no engañar o al
menos, sin tanto descaro. Ahora les
políticos han rebasado el listón y no tienen inconveniente en prometer lo que
sea, aun a sabiendas de que no es posible metafísicamente. A veces es por puro
cinismo o por ignorancia, pero la mayor parte es porque no saben distinguir lo
que es verdad de la mentira. Su código moral al entrar en la política se ha
trasmutado. Les es indiferente porque
han llegado a la conclusión de que los votantes son insustanciales e incapaces de
descubrirles sus mentiras y fantasías o que se les olvidará a la hora de ir a
las urnas. En realidad los políticos se limitan a prometer lo que crean que va
a satisfacer a la población, pues éstos sólo
quieren oír lo que les interese, aunque sepan que no lo cumplirán pues, cono
dice Macbeth, el narrado es idiota y dice idioteces. El articulista describía
que es divertido leer sus afirmaciones
categóricas que son totalmente opuestas a las escritas recientemente afirmando
lo contrario. Esa es la demostración
de que es idiota, pues debería revisar sus afirmaciones,
al menos las últimas, pues puede descubrir que contradiga lo que ha sido su
programa electoral que es lo que la ha llevado al triunfo. Pero no se les puede minusvalorar, pues tiene valor ser
capaz de enfatizar con convicción y de
arrastrar a los ciudadanos, lo cual presupone tener la capacidad de autosugestionare
de algo sin base argumental y que
logre comunicar al lector o al oyente la
sensación de que es sincero y le crea y
le vote. Es estar convencido que el elector es idiota y no piensa. Sin duda
es una faceta valiosa de la que no pueden alardear la gente del común, pues ello
exige argumentos o lenguaje gestual convincentes: es lo que los críticos llaman cinismo que se
comportan como antisistema y enemigos de la solidaridad. Aunque consideran a los políticos parásitos que viven
del cuento, pero al final la población tiene que reconocer que también esa
conducta responde a toda una
ciencia muy compleja, pues la mayoría envidian en su intimidad a esta clase social y
que para perpetuarse como colectivo
parasitario se han diseñado unas ciencias que se estudian en las
universidades que tienen rango entre filosofía y magia para
cautivar a los ingenuos.
2 comentarios:
No sé, la verdad Javier, si los únicos idiotas que no ingenuos somos los que votamos a esta caterva de caraduras, que no se les mueve un pelo mintiendo día tras día, en época de elecciones o no.
Una vez podemos pecar de ingenuos, pero al cabo del tiempo y mentira tras mentira ya teníamos que ser "cum laude" en detectar a los políticos mentirosos, no ya cuando prometen lo que no pueden cumplir y no es porque no puedan ( habrá casos, pocos y raros, que sean meras quimeras que por impedimentos insalvables ajenos a ellos no se puedan cumplir), es que no quieren porque lo que se prometía no les conviene a sus intereses ya sea de partido o particulares ( solo basta hacer un repaso a la situación de la política y los políticos actual (no digo nada de las anteriores).
En esa ciencia de la Universidad de como ser político y perpetuarse en el sillón, el que sea, no se requieren mas que tres asignaturas: Saber mentir, tener caradura y una lengua fácil para saber embaucar.
Saludos!!!
Gracias, Iris, por tus agudos comentarios a mi artículo en mi blog. Te mando los míos aparte.
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