FISCALES ESPAÑOLES Y YANKEES
La figura tradicional de
los fiscales en España ha sido motivo de
críticas por su dependencia del ejecutivo, no obstante siempre han alardeado
de independientes. Pero los recientes
acontecimientos en los que están implicados ha dado a ese estamento un tono que
ya ni siquiera se guardan las formas. Se ha convertido en sainete que hace las
delicias de los que les gusta el género que tanto éxito dio Arniches. Es de
recordar la actuación del Fiscal Horrach, quien en su misión actuó de abogado defensor de la hermana del
rey en el Caso Nóos, cambiando de la noche a la mañana su intención de encarcelar a
su marido Urdangarín. El nuevo fiscal
general destituye al de Murcia por rechazar el cumplimiento de sus
instrucciones y no imputar al presidente de Murcia al que el juez había llamado
a declarar. A la anterior fiscal general no se le renovó en su cargo porque
rechazó las órdenes del ministro de justicia El fiscal del País Vasco no se atreve
a exigir que se persone el fiscal de Gipuzkoa porque argumenta que no puede
inmiscuirse el las funciones de un inferior suyo. Parece que ignora el
principio de jerarquía que opera en la fiscalía. Sus colegas de profesión han emitido una nota en defensa del
destituido como reacción corporativa muy
propia de jueces y fiscales. Son los casos más sonados.. Ya es de dominio
público el desprestigio que acumula en España la institución. En los EEUU
varios jueces y fiscales se han enfrentado al nuevo presidente Trump porque ha
ordenado impedir la entrada en el país a todos los emigrantes de origen árabe o
hispanos. Hay que tener en cuenta que Trump está llevando a cabo una limpieza
xenófoba tan descerebrada, que todo el mundo sonreía pensando que todos sus planes serán imposibles de llevar a cabo, dado
el riesgo de motines y tener que sacar las tropas para mantener el orden
público. La campaña para desacreditar a jueces y fiscales en la televisión y
por medio de Internet es la propia de un
ignorante, pero que ha tenido que revocar las órdenes de expulsión de millones
de emigrantes. En ese estado de cosas, la justicia se ha impuesto a la
demagogia más agresiva que demuestra que
en democracia las instituciones están para defender las leyes contra el que las
burla. Es una lección que deberían aprender los fiscales españoles: en USA ser
fiscal o juez tiene riesgos porque saben que el valor supremo es la justicia.
En España los fiscales deben estar junto al teléfono en espera de instrucciones
de la superioridad, pues aquí el principio es la obediencia, no la defensa de
los ciudadanos por medio de las leyes.
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