REUNION DE PASTORES….
No es buen indicio
que Rajoy convoque a los jefes de los
partidos constitucionalistas. Hasta ahora no se ha dignado mantener con ellos
ninguna comunicación, mostrándose soberbio y prepotente, pero sospechosamente,
ante el peligro que siempre ha negado, llama a sus competidores porque ha
aparecido una oveja muerta. Piensan que sería oportuno cambiar la tan pétrea
Constitución, pero con la aviesa
intención de recentralización, pues temen que se está desparramando por la
periferia de los nacionalismos disolventes que quieren romper la unidad de la
nación española. Cada uno de ellos con
sus peculiaridades y estilos, pero todos obsesionados por cerrar filas para frenar
a los catalanes que se van y a los vascos que están a la espera de acontecimientos,
para pedir qué hay de lo suyo y marcharse cuando haya oportunidad. Admirable la reacción instantánea
del PSOE ante la llamada del PP, para salvar el barco que naufraga.. Pablo Iglesias, en su derrota sin
rumbo, se presenta ante el capo Rajoy para ofrecerle su apoyo incondicional,
aunque lo haga en camisa y vendiendo la burra de cambiar la constitución para
que los catalanes se sientan cómodos en España, ahora sin posibilidad de marcha atrás porque no se fían de las falsas
promesas, pero sin convertirse en nada real. También IU y UPyD han ido a
sacarse la foto. Allí apareció el paracaidista que lidera Ciutadans, en espera
pescar algo en el charco fétido con la cantinela de la indisoluble unidad de España. Toda la ofensiva centralista llevada
a cabo de una forma trompicada y grosera: con el ministro responsable de la
diplomacia acusando a Catalunya de golpe
de estado. Con el apoyo miserable de la prensa nacional tergiversando toda la
información. Volteando el estercolero con casos de corrupción en Catalunya,
cuando la de los partidos en el poder es asfixiante: para ellos no tiene
importancia, la útil es lo que sirva para degradar toda la escrupulosa
actuación de la Generalitat para crear su república, a pesar de las miserias
que Madrid contrapone para desacreditar las iniciativas del independentismo
catalán. Se observa al estado sin capacidad negociadora y siempre con la
amenaza de la fuerza y los jueces controlados, que se activan cuando faltan
razones y argumentos. Decía Nietzsche: “La mentira más común es la que un
hombre se engaña a sí mismo”
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