domingo, 31 de diciembre de 2023

FELIX BOLAÑOS: PASARSE DE INGENIOSO

 

 FELIX BOLAÑOS: PASARSE DE  INGENIOSO.

El nuevo superministro de todo se ha dado un baño de populismo porque ha aplicado con  su ingenio característico  su acreditada  “ley del embudo”.  Ésta consiste en  dialogar con los catalanes  de todo lo que se tercie, pero sin traspasar las líneas rojas que marcan  los límites  la Constitución, que son por definición innegociables. Hay que puntualizar  que el  sentido de la libertad y la  democracia asegura que la negociación con Junts per Cat se negocia "parí passu", por tanto, que  nadie dominaría  a nadie. Esa fue la condición que el “prófugo de la justicia”, Puigdemont, puso como condición para otorgar  sus votos para la investidura  de Sanchez . Un brindis al sol, pues una vez nombrado presidente era de esperar  que Bolaños empezaría a vacilar a los de Junts. Aparte de la ley de amnistía, que requería su previa presentación en las Cortes, anunciar previamente el traspaso de “rodalies,” promesas de financiación de la Generalitat y otros temas de impacto, la condición esencial   de Junts es la negociación de un referéndum de independencia de Catalunya, ante el cual Bolaños ya ha invocado el latiguillo de “las líneas rojas imposibles de traspasar porque lo impide la Constitución”.  Aquí opera  la dialéctica perversa de don Felix, pues en las condiciones para la cesión de sus votos, estaba negociar el referéndum que fue asumido por ambas partes. Si no, no hubieran apoyado a Sanchez.  Ahora se impone la parte más fuerte   a la hora de negociar, pues las líneas  rojas sólo  las puede imponer un  esta2do procaz como España, aunque  también las puede invocar  que son líneas rojas   Chat ñalunya, pero en sentido opuesto, de manera que si no entraba en los asuntos a negociar el referéndum,  Sanchez no sería  Presidente. En eso Puigdemont fue categórico y soportó estoicamente la presión vergonzosa de la prensa española cautiva y los caramelos envueltos en papeles de colores de los traspasos y concesiones a la Generalitat, asuntos que para Catalunya eran secundarios,  pues las  líneas rojas de Bolaños , después de tener el voto en el bolsillo le permitían   jugar con las palabras entre sonrisas  irónicas  y la  habitual actitud prevalente española, lo  que evidencia  que   la  negociación  era  “primus inter pares”. Hau da koska, Bolaños jauna.


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