viernes, 22 de diciembre de 2023

EL QUIJOTE NO FUE UN LOCO, SINO UN IDEALISTA

 

 EL QIUJOTE NO FUE  UN LOCO, SINO  UN IDELAISTA.

La más bella  obra  literaria que narra las aventuras de un caballero  que se le califica de loco por afirmar que unos molinos en el Campo de Criptana eran gigantes a los que se enfrentó quedando malherido  al ser golpeado y derribado  por sus  aspas. Ahora es tiempo de dar la razón al Ingenioso Hidalgo, pues  quien se atreve a enfrentarse a la violencia de  los modernos molinos de aspas de 200 metros de diámetro instalados en  cumbres y espacios públicos  que montañeros y amantes de la naturaleza consideran  poderosos gigantes  que invaden espacios  de todo, para producir energía eléctrica para que las empresas acumulen  beneficios para  sus accionistas. El problema  de don Quijote no fue su  estado mental que  le atribuye el autor, sino  que  lucha contra  monstruos gigantescos que empobrecen  a los consumidores de esa energía  movidos por el viento que sopla para todos:  justos y pecadores, pobres y ricos, pero que  unos “inversores”  se apropian de la electricidad  producida   para vendérsela a quienes la naturaleza se lo ha regalado a todos los seres humanos para vivir sin límite ni precio  ni cantidad. Don Quijote  descubrió que aquellos monstruos eran  enemigos de la humanidad , por eso les  atacó  con una vieja  lanza, a lomos  de  un famélico Rocinante.  Le  llamaron ”quijote”, no por  loco, sino por  defender a la humanidad. Además tuvo que soportar la chanza de  Sancho,  imagen del populacho  astuto  y servil que prefiere eludir  los problemas.  Por eso   calificaron de  loco al Ingenioso Hidalgo  que es como se trivializa  cuando se   descubre que unos idealistas  que reflexionan  se exponen a luchar contra los “inversores” con una simple lanza  que saben que van  a ser derribados al  primer envite de  las gigantescas  palas del bucólico molino que realmente es un monstruo gigante que destruye todo lo que la creación puso a disposición de la humanidad para vivir con dignidad, pero en  beneficio de todos y no de los que difunden el mito de que son molinos. “Mire vuestra merced que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento…” Sancho.


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