sábado, 19 de marzo de 2022

REGULAR LA ACTIVIDAD DE LAS ONGs

 

REGULAR LA ACTIVIDAD DE  LAS ONGs

Son instituciones cuya función tiene gran importancia, aunque cubren un  espacio en  la sociedad que deberían desarrollar  y controlar las instituciones públicas, tanto por el volumen  de fondos públicos que manejan como por el riesgo de  malversación  aprovechando la buena fe y el sentido natural de solidaridad de la sociedad. Pero también  requieren regular la captación de fondos para financiar qproyectos por  personas solidarias que postulan por la calle tratando de captar socios que les  apoyen  económicamente. Es encomiable que gente  sensibilizada realice  esa generosa  misión, pero su presencia e insistencia  resulta incómoda e inoportuna, pues lo cierto es que  agobian a los transeúntes a los que  someten a una exposición perfectamente diseñada  y sintetizada para captar la generosidad de la ciudadanía que ve  que repentinamente  se le somete a un proceso ante el  que le  es difícil  reaccionar, pues de lo contrario le   convencean   para ser socio de la ONG que promueven.  La actuación de esas personas debería estar reglamentada dado que la reacción  de los transeúntes abordados produce todo un proceso  defensivo para eludirle,  bien con disculpas de tener  prisa o afirmando que ya es socio. La realidad es que los objetivos sociales que cubren  las ONGs no pueden depender de  la buena voluntad de los entusiastas que les apoyan,  pues seguramente la colaboración que logran debe ser muy exigua dado que no puede basarse en la generosidad de una sociedad que debería tener en sus presupuestos públicos las partidas económicas asignadas  para responder a las necesidades de  otros  colectivos o pueblos necesitados y que no es justo que tengan que ser auxiliados  por la caridad que siempre resulta humillante, cuando deberían serlo por  justicia   solidaria. Los gobiernos ocultan sus vergüenzas valiéndose de la buena voluntad y mensajes de caridad  de las ONGs. “Entre las pocas cosas que repartidas tocan a más está el dolor y la miseria”. L. Padura. 

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