“NO SE ATENDERÁ SIN CITA PREVIA”.
Ante el nivel de impertinencia alcanzado por nuestros instituciones a la hora de ser atendidos adecuadamente por los organismos públicos a quienes, por cierto, pagamos con nuestros impuestos, ahora abusan un paso más y añaden a su falta de sensibilidad proverbial el cinismo de los servidores públicos de la amenaza de no ser atendidos sin “cita previa” para recibir los servicios a los que tenemos derecho sin servilismo que tengamos que agradecer. Ciertamente es de justicia manifestar que los funcionarios en general muestran su profesionalidad y aportan lo que está en su mano para cumplir con su deber. El problema radica en los procedimientos arcaicos. reiterativos y lentos que se diseñan para ser desarrollados y sobre todo la política irracional de reducción de plantillas y sin otro criterio más allá de ahorrar en la parte más indefensa que es la cadena humana que debe realizar su función. La cita previa es en realidad pasar al contribuyente una gran parte de la carga de la gestión que exige la prestación del servicio que la ciudadanía tiene derecho a recibir. A la inoperancia y lentitud natural de las gestión han añadido la disculpa de la pandemia que ha cogido inesperadamente a los políticos sin capacidad para analizar y ordenar el caos habitual en el que está sumida la gestión de los asuntos públicos y en su falta de capacidad de reacción como se ha visto a la hora de los cambios permanentes de planes para no perjudicar a determinados colectivos privilegiados modificándolos por ser imposibles de implantar. La reacción de las autoridades ha sido culpabilizar a la ciudadanía, pedirle responsabilidad en su actuación y negar la suya, pues la mayor parte de los problemas se han originado en el diseño en los niveles superiores de gestión. La “cita previa” constituye un sarcasmo que viene a ser el homónimo de “vuelva Vd. mañana”, pero por internet y con una ciudadanía resignada y acobardada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario