LOS HEROES, LOS DEL LIMBO Y LOS VILLANOS.
Los héroes que conocemos de las películas de Oeste, de
policías o de guerra tienen imagen atractiva, son inteligentes, valientes,
agudos, y con una actitud de poder
contenido que exterioriza confianza y agradecimiento a amigos y temor a los enemigos;
bondadoso y generoso por principio, pero siempre resolutivo a la hora de defender la justicia por sus métodos.. Son el modelo del espectador
acrítico al que quisiera parecerse. En cambio, si se analizan sus roles, realmente son soberbios; machistas que
terminan y enamorando a la guapa ingenua que se debate entre la pasión humillante
y la admiración del héroe. Son de película. Los que no es película son nuestros
valientes soldados de las Fuerzas Armadas, que proclaman la de paz en países
lejanos, portando armas de guerra. En
contraste, los villanos son mujeres
separadas en paro, desahuciadas y con
hijos que demandan pan. Son los que
esperan una solución por las preferntes que no llega a causa de las estafas de
los bancos, contra los que Rajoy no
quiere enfrentarse porque son quienes le mantienen. Son los presos que cumplen eternas condenas, enfermos en
fase terminal, que no se les permite una muerte digna junto a sus
familiares. Son los parados a los que se
les engaña con estadísticas triunfalistas de crecimiento económico y creación
sin límite de empleo que no se sabe a quienes beneficia. A los que se escatima
un subsidio miserable para supervivir porque los fondos sociales van destinados
a sanear sus bancos. Son los familiares de enterrados en las cunetas por
defender la república, a los que no se
les permite homenajear con dignidad. Son los que huyen de las guerras en
pateras y naufragan en el Mediterráneo, mientras Europa se pone de perfil para
no enterarse del drama. También existe la multitud indiferentes que viven en el
Limbo: son los que entregan sus vidas
a su equipo de futbol, los que se
atracan de televisión viendo con indiferencia
las imágenes de niños ahogados en las playas de Grecia o familias alojadas en tiendas de campaña a bajo cero a la espera de una limosna de los
impactados por la publicidad de ONGs que suplen el cinismo de los gobiernos
“democráticos” como España.
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