miércoles, 8 de julio de 2015

ORDEN PUBLICO Y DEMOCRACIA



ORDEN PUBLICO Y DEMOCRACIA.
No cabe duda que el paradigma del orden público es un fracaso  lleno de errores, no cumple con su misión, es un despilfarro insostenible y no genera paz a la población Recuérdense los casos GAL,  Kabakas, o Unai Romano o los Beltzak actuando con saña, ocultos tras antifaces,  aporreando a mujeres, niños y ancianos. Los medios de difusión agobian a la población continuamente discutiendo sobre si la policía y guardia civil aquí desplegados son los adecuados y si se  marcharán según previene el Estatuto Vasco.  El gobierno español  enfatiza que ejerce la soberanía en el País Vasco mediante  agresivos controles de carretera. Así se  populariza entre la población vasca. Nada menos que 3214 controles en el año 2014, de ellos 3000 de la Guardia Civil. El patriótico ministro del Interior periódicamente manda el mensaje de que las  FOP jamás saldrán del País Vasco..La ciudadanía soporta crispada  tantos “ángeles protectores”, que provocan temor  y rechazo.  Los datos son elocuentes, según información oficial: nos protegen 1.416 policías nacionales y 2.704 guardias civiles. O sea, 3720 celosos vigilantes.  Hay que añadir, además,  una legión de 7734 ertzainak que, a juicio de la Consejera de Interior,  deben ser pocos, pues se está negociando con Madrid una ampliación. En total son 11.454 custodios, que según estadísticas internacionales, tenemos la gloria de ser el país con más fuerzas por Km2 de Europa. En algo somos campeones.  Para visualizar el dato, sería como si en Azkoitia o en Sopela, ciudades con  población equivalente, todos sus habitantes fueran policías. Parece que no son conscientes nuestras autoridades  del costo de sus elevados salarios, la infraestructura y el equipamiento que requieren. Estos reducen los  de otros destinos sociales, como la educación, sanidad o de la atención a la población sin ingresos.. Con una parte de  esos fondos habría suficiente para solucionar estas situaciones, en especial la de educación. Precisamente con esos fondos debería  formase en psicología y humanismo a ese ejército policial a los que en la actualidad se les enseña a aporrear a la ciudadanía en manifestaciones o en realizar desalojos de familias. Una población con educación cívica no necesita ser vigilada por tanta fuerza bruta, pues la educación es la mejor inversión, aunque les parezca una fantasía a los políticos.


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