UN MILITAR LITERATO EN LA CUMBRE DE LA FAMA
El estamento militar suele ser noticia por sus silencios y
por la capacidad intelectual de sus miembros. Un teniente ha escrito una novela
con un estilo equivalente al de un adolescente de catorce años, en la que
desarrolla una historia, que afirma que es producto de su imaginación, pero insinúa que es real. Con ideas desordenadas propias de un
personaje de las armas, describe la vida de un militar rebelde
que se enfrenta a sus jefes a los que considera corruptos, quienes le persiguen
sin descanso. La faceta de héroe la desarrolla como soldado de la Fuerza de Paz destacada en Afganistán y,
queriendo dar realismo y morbo a la escena, tiene un encuentro con una mujer,
también soldado, que ambos expresan sentimientos sublimes sobre la misión de
los ejércitos y el amor a la patria. Al
final de la novela incluye una carta que dirige al rey y que, con un tono
irrespetuoso y valentón, le hace unas peticiones para que intervenga y depure a
los militares corruptos y emboscados en la arcadia feliz. La secuencia es que
se le impone una sanción de dos meses de reclusión, pero previamente aparece
en un
programa televisivo prime rate en
el que explica con cierta actitud impertinente y pretendidamente graciosa sus
hazañas y sus sospechas de lo que le va a suceder. Como colofón, dice algo así
como: “…aquí os espero, a ver lo que os atrevéis a hacerme…”. Se pone en huelga
de hambre perdiendo no se sabe cuántos kilos. Terminada la sanción,, vuelve a
aparecer en el programa, ahora con la aureola de héroe por haber denunciado a
sus jefes y por el indudable éxito de la novela que ha sido leída por mucha
gente interesada por los asuntos de militares que son tan poco divulgados. Para
darle más énfasis al esperpento, un sindicato de la Guardia Civil le ha
concedido un premio por el valor demostrado. Así mismo, una agrupación de
militares que se autodenominan progresistas ha hecho público un manifiesto
apoyando al militar sancionado, denunciando todos los males que aquejan al
mundo militar. Es difícil criticar la actitud y voluntad de un militar que
busca limpiar su profesión, pero
realmente sucede que la dignidad de gente que tiene como profesión destruir y
matar a los enemigos que deciden los políticos quienes son y quienes no, es una
tarea equivalente a la cuadratura del círculo. No es una opinión gratuita: es
una constatación, pues sólo hay que ver las operaciones del Tsahal israelita,
que ataca a ciudadanos palestinos indefensos matando a ancianos, mujeres y
niños. No olvidar la guerra en Ukrania que constituye el embrión de un
conflicto de dimensión planetaria, que se envenena con la lucha de Occidente
contra el ISIS. Si el teniente quisiera ser eficaz, debería denunciar de raíz
la existencia de seres humanos que se preparan para aniquilar a sus semejantes..
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