domingo, 28 de septiembre de 2014

LA IGLESIA PROFETICA QUE DENUNCIA



LA  IGLESIA PROFETICA QUE DENUNCIA.
La Iglesia Católica, tan desacreditada por su historia llena de abusos, corrupción y obsesionada por el poder  tan opuesto a la doctrina de su fundador, nos acaba de dar una muestra estimulante al denunciar las injusticias y abusos de los jerarcas que la dirigen. El Papa Francisco ha inhabilitado a perpetuidad al nuncio del Vaticano en la República Dominicana. Así mismo ha exigido al obispo castrense de Perú que reconozca una hija que ha tenido, sancionándolo con la expulsión. En Paraguay Francisco destituye a al obispo Rogerio Livieres, también por pederastia y por enfrentarse con un sacerdote al que acusa de homosexual.. Junto a estas duras decisiones para hacer justicia, es de resaltar la imagen reconfortante de dos misioneros que han sido víctimas de la epidemia de ébola en varias zonas del Golfo de Guinea luchando para atender a los infectados. Han dado testimonio de sus convicciones al entregar sus vidas  ayudando a poblaciones y colectividades  enteras que mueren por falta de la más elemental higiene, de carencia de hospitales adecuados, de medicinas  y del abandono de las autoridades de sus países. Con la cómplice ignorancia de los  desarrollados, que sólo han reaccionado cuando temen que la epidemia se extienda por sus bien dotados sistemas sanitarios. Las muertes de los curas infectados constituyen noticias de prensa con impacto por el morbo que contienen, pero que, profundizando, describen un cambio real de nueva visión humana y fraternal que Francisco  quiere incorporar al talante de la Iglesia, abandonando el estilo mayestático y de condena habituales. Reconoce y estimula la aceptación de  lo que son opciones personales totalmente lógicas en un mundo que avanza con esfuerzo para progresar y para luchar contra el  abuso de los poderosos sobre los indefensos que carecen de  capacidad y conocimientos para  acceder a los frutos de la tierra que están en ella para satisfacer a todos y no sólo a los privilegiados o que se aprovechan de los que ignoran sus derechos.   Es tal el deterioro y desprestigio acumulado a lo largo de los siglos por la Iglesia, que es imposible no caer en el escepticismo, pero merece la pena dar una oportunidad al Papa Francisco para analizar su nueva visión sobre la misión que quiere dar a la Iglesia para que se convierta en Lumen Gentium, como proclama el Evangelio. Que, por cierto,  ha estado hasta ahora arrinconado por las diversas jerarquías como  un manual para justificar lo que les ha interesado en cada momento. Veremos si lo consigue o le puentean como hicieron con el Concilio Vaticano II

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