PIKETTI: UN ECONOMISTA
NO MATEMATICO.
Thomas Pikettii es el autor del best seller, “El capital en
el siglo XXI”. Explica que fue profesor en la Universidad de Boston
durante tres años, pero decidió regresar
porque los “economistas norteamericanos no me convencieron”. Continúa: “…la ciencia económica no ha
abandonado su pasión infantil por las matemáticas… en detrimento de la investigación
con relación a las demás ciencias sociales…”. Es decir, según él, las matemáticas deben ser sólo instrumento, aunque se han convertido en ciencia para los economistas, lo que dificulta
la comprensión de los conceptos económicos reduciéndolos a abstractos como las matemáticas. Ya en el Renacimiento, en las
universidades se impartían humanidades, filosofía, medicina, teología…, pero no
tecnología o materias de oficios. Estos no
tenían espacio en la universidad. El desarrollo de la industria requería
potenciar a técnicos que elevaran la productividad o mejorara los productos fabricados. Así surgieron los ingenieros,
arquitectos o expertos con oficios. Se concebían las empresas como fábricas, por ello
se valoraba la producción. Los servicios
comerciales, administrativos y gestión eran complementarios que comportaban
costo al producto y no valor añadido. Los avances en la técnica de gestión y la concepción de la
empresa como un todo, coloca a la producción como un servicio más y no el
principal. Así, la empresa se convierte en una filosofía en la que el
objetivo es satisfacer al cliente y la creación de una comunidad humana coordinada
que beneficie a la sociedad en general y a los vinculados a la empresa en un
sentido amplio. El retraso en la adaptación de las empresas a la nueva
filosofía la ha debilitado y la ha hecho frágil e inestable. En consecuencia, con
riesgo de su continuidad.. Por eso la gran revolución pendiente en Europa en
general y especialmente en España es cambiar los paradigmas de producción, incorporando valores humanísticos y ocupando los técnicos el lugar para el que están capacitados, por
tanto, en las escuelas especiales se debería formar a los estudiantes para
realizar sus funciones propias. Es negativo
supervalorar la utilidad de las
matemáticas e ignorar la formación humanística, puesto que las relaciones
humanas potencian las motivaciones del progreso integral..