NO ES DE FUSTE.
El Lehendakari remoloneó si acudía o no a la Conferencia de Presidentes en Salamanca convocada por Sanchez. Urkullu apuró el pulso hasta que finalmente Sanchez accede a transferir varios impuestos comprometidos por ser materia del concierto económico, evidenciando una vez más que es más eficaz el chantaje que ajustarse a la ley y negociar. Por eso Urkullu acudió a hacerse la foto con los demás colegas que le miran entre recelosos y envidiosos, pues confundían la justicia con el “café para todos”. Es más útil quejarse y hacer ruido como es habitual entre comunidades tan diversas que conviven en un estado que elevó a arte universal al Lazarillo de Tormes y tan poco apegado a las leyes y a la justicia. No es asumible por ninguna de las partes que negocian que se amenace y presione en función de la situación de debilidad o fortaleza si existe la oportunidad de obtener ventajas. Ello le da carácter de “Pacto de Estado entre iguales” votado por el pueblo vasco en referéndum y ratificado por las Cortes y ser cumplido de acuerdo con la Constitución y el Estatuto Vasco. Por tanto, y a la vista de la actitud mezquina por parte del estado que incumple sistemáticamente los acuerdos, las instituciones vascas deberían rechazar cualquier actitud prepotente y acudir a los tribunales europeos en demanda de su cumplimiento en los términos acordados en los textos legales a la hora del traspaso de las competencias. Es cierto que el PNV es hábil negociador y que es mejor un acuerdo aunque sea complejo, que vivir en permanente litigio, pues es lo que ha creado una mentalidad mutua de trileros, aunque ello supone un matiz intolerable por parte vasca en negociaciones de carácter constituyente para preservar la dignidad de las tradiciones como pueblo diferente. De lo contrario la “causa vasca” no tendrá solución y la relación con el estado será una eterna lucha contra la metrópoli invasora..