“…QUIEN SOY YO PARA JUZGAR…?
Con estas palabras respondía el Papa Francisco a un
periodista que le interpelaba en una rueda de prensa respecto al matrimonio
entre personas del mismo género. Acostumbrados a escuchar las más agresivas
condenas a los papas precedentes sobre este y otros temas frecuentemente no
relacionados con la moral o las costumbres, sino interviniendo obsesivamente en
aspectos temporales sujetos al criterio de la ciudadanía, recibir esa
comprensión respetando la libertad, queriendo ser comprensivo y mostrando
realmente que el amor de la iglesia a
las personas se manifiesta con obras, se puede entender que las estructuras
eclesiales más conservadoras ancladas en Trento o en la Inquisición se sientan
amenazadas y piensen en poner sus barbas a remojar. Todo el bunker episcopal español debería estar
expectante: Rouco Varela, Cañizares, Martinez Camino, Reig, Arzobispo de
Granada, Arzobispo de Pamplona, Iceta, Munilla…temen por sus puestos y que
vayan a ser destituidos. Esa decisión de renovar los nombres y poner a personas
dialogantes, comprensivas y capaces de acomodar el pensamiento y las
estructuras eclesiales para estar realmente al servicio de la humanidad abandonando privilegios que tanto antitestimonio
provocan entre los fieles que buscan la Verdad, va a resultar un test sobre la
autenticidad de los proyectos de renovación que está trayendo el Papa Francisco
y que tiene a la humanidad pendiente de conocer los resultados, porque si la
iglesia se transforma en levadura evangélica, será capaz de contribuir de forma
muy eficaz para cambiar las estructuras del poder y que los valores de la
justicia, la libertad y la solidaridad real sustituyan al angelismo infantil, a
la condena de toda opinión que no se ajuste a los principios más dogmáticos y a
la pasión por el poder que hasta ahora han sido
los que han imperado en la Iglesia Católica y que ha motivado el
abandono de esa fe tan fanática por parte de creyentes que se han sentido
engañados y manipulados por una jerarquía que sólo ve fantasmas en lo que es el
progreso de la humanidad. Es lógico que las cavernas eclesiales se sientan
inquietas, pues han tenido que haber leído ya la Exhortación Evángelica
“Evangelii Gaudium”. Es una gran esperanza para la humanidad, pero es
comprensible que preocupe a la Curia
Romana y a la Conferencia Episcopal Española. Antonio Machado les sugiere:”Los
que están de vuelta de todo son los que nunca han indo a ninguna parte”