LECCION DE UN BOMBERO
CON DIGNIDAD.
Con motivo de una razzia
policial para desalojar de su vivienda a una familia desahuciada por
impago de su hipoteca, un mando exigió
que los bomberos derribaran la puerta que estaba siendo defendida por un grupo
de personas solidarias, contrarias al uso de la violencia para arrojar de ella por orden de un juez insensible que se limita
a dar curso a una orden sin considerar sus crueles efectos. Un bombero al que
se le ordenó la acción violenta se enfrentó dialécticamente a las fuerzas,
negándose a cumplir su exigencia argumentando que entre sus funciones
profesionales no está colaborar a desalojar viviendas por desahucio. Fue
detenido inmediatamente, llevado al cuartelillo, donde se le sometió a
interrogatorio durante varios días. Quedó libre, pero se le abrió un expediente que ha terminada
con una sanción de 600 €. En
manifestaciones a la prensa el bombero puso de manifiesto las razones para
negarse a obedecer a los policías, reiterándose en que consideraba que su
actitud se ajustaba a derecho y que, en consecuencia, tenía la intención de
recurrir a la sanción. Más allá de
generalizarse los desahucios y no considerar el impacto para el afectado
que tiene que abandonar su vivienda, por muchos argumentos legales que esgriman
los que nunca serán desahuciados, el bombero ha dado una muestra de solidaridad
y de ética profesional. Los funcionarios afirman que son “servidores públicos”,
por lo que su función prioritaria es atender a la ciudadanía. Sin embargo se
trata exclusivamente de una manifestación retórica, pues la realidad es que se
consideran privilegiados e intocables y sólo defienden sus derechos, ignorando
los de la colectividad a la que dicen servir. Este bombero con su actitud de
rechazo a una orden que no le corresponde y se niega a obedecerla, aunque su
decisión le suponga su detención y la sanción por no prestar auxilio a las
fuerzas policiales. En todo el episodio existe una parte que actúa con escasa
sensibilidad ante los problemas sociales: el juez al que le es ajena toda actitud
que humanice su decisión de dejar a una familia en la calle. Además, la
policía, que está diseñada para cumplir con rigor la letra de las decisiones
judiciales, sin que pueda caber la mínima reflexión que matice la diferencia
entre el orden público, de la seguridad
ciudadana. Es obvio que debe ser una distinción muy difícil de comprender por una
tropa policial y sus mandos que tienen unos valores deontológicos tan sublimes
como sacar arrastrando a los que desahuciados y ordenar a un bombero que les
ayude en su incomprendida misión por la ciudadanía..
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