VIDAS EJEMPLARES: BILLY EL NIÑO.
La Audiencia Nacional ha negado la petición de extradición a
Argentina del policía “Billy el Niño” aduciendo que la ley de amnistía de 1977
dejaba sin efecto cualquier pena pendiente ante la justicia En consecuencia,
nuestro héroe se libra de sus responsabilidades penales por sus hazañas en
persecución de terroristas, comunistas, homosexuales y demás gente que no
aceptaba de buen grado los beneficios del régimen de Franco, ejecutor luminoso
de la victoria contra la izquierda. Billy el Niño formó parte del mundo
subterráneo que pulula por las alcantarillas de cualquier estado, sea o no
democrático. Pues, como decía con suficiencia Manuel Ballesteros, otro abnegado
policía defensor de las esencias, y que contribuyó con su falta de
profesionalidad a que la policía francesa descubriera a un comando policial español
que intentó secuestrar sin éxito a un miembro de ETA para intercambiarlo por otro
que tenía la organización
revolucionaria. Este, al ser detenido el comando policial español en la frontera, al intentar mediar a favor
del comando de aquellos inútiles, señaló que “él se sentía tranquilo, pues
todos los regímenes, sean dictaduras o democracias, de derechas o izquierdas, necesitan imperiosamente de nuestros
servicios, pues somos la garantía de estabilidad, para lo cual detenemos a los
enemigos y a los que potencialmente puede tratar de derribar el régimen”. La
Audiencia Nacional, como tribunal de excepción que es, no debe conocer que todos
los Tratados internacionales que
defienden los derechos humanos contienen la cláusula de Justicia Universal, por
la que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y que las
legislaciones nacionales de los miembros que firman los tratados asumen que
quedan derogadas aquellas internas que sean contradictorias con las de rango
internacional. Por tanto, a la insultante impunidad por defender los tribunales
a un torturador declarado oficialmente, se une la vergonzosa ocultación a una
jueza argentina que solicita su extradición en base a un tratado internacional
al que está adherida España, por tanto prevalente a la legislación de nuestro
país. Y Billy el Niño, con la satisfacción del deber cumplido, pero
apesadumbrado, pensará que todo su sacrificio por la patria no ha servido más
que para traer libertinaje y que se pierdan los valores que en otra época
fuimos el referente en el mundo. Jonathan Swift nos lo sugería “Mientras la
mentira vuela, la verdad se arrastra”
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