LOS JUECES PONEN SUS BARBAS A REMOJAR.
A causa de la baja valoración de la opinión pública de los jueces en
España, éstos están llevando a cabo una campaña de divulgación para popularizarse, despertar simpatías e invertir el
rechazo que la ciudadanía contra ellos. Siempre han mantenido una actitud
soberbia y distante, lo que les ha valido estar entre los colectivos peor
valorados y ahora les preocupan. Esa es
la causa de que el insensible y arrogante Grande Marlaska acude a una
entrevista en la TV y expresa una situación idílica en la judicatura, aunque
parezca que emite sus sentencias sin sensibilidad y como un trámite más. Los poderes judiciales han
suspendido al juez Elpidio Silva por haberse mostrado independiente y por enviar
a prisión a Blesa porque a su juicio, existen
claros indicios de haber cometido graves delitos cuando fue presidente en Bankia. Han expulsado
de la carrera a Garzón porque trataba de lograr gloria procesando a personalidades
internacionales por “crímenes contra la humanidad” de acuerdo con la doctrina
de “ justicia universal”, mientras, en su juzgado se acumulaban causas sin resolver, siendo sus
instrucciones más endebles que un cuento
chino.. Su pasión por la notoriedad le hizo olvidar que muchos de los acusados
por terrorismo que denunciaron haber sido torturados en los interrogatorios en
comisaría, sin haber abierto diligencias
contra ninguno de los presuntos torturadores.. El juez Javier Gómez Bermúdez,
quien también desea tener un minuto de
gloria acudiendo a un programa en prime rate como divo, se dedica a alardear de duro, mostrándose
faltón porque se considera impune, buscando darse un baño de multitudes. El
Juez Castro, con una actitud honorable, defiende su función que tiene un alto
riesgo y que asume con naturalidad. Es preciso recordar al anterior presidente
del Supremo, Carlos Divar, quien tuvo que dimitir por malversación de caudales
públicos, pero que exigió que se le pagara una pensión vitalicia de más de ocho
mil € mensuales, además de la de jubilación, porque parece que existía un pacto
oculto con el gobierno. La sentencia del TEDH interpretando la “Doctrina Parot”
como una práctica ilegal han tenido que
aceptarla los jueces con actitud
humillante y se defienden ridiculizando a los jueces que lo componen.. Se
lamentan de que son pocos y que están agobiados. Deben ser sólo algunos, pues
son continuas sus pariciones en tertulias radiofónicas, son profesores y otras
funciones más, pero que no realizan la suya propia que es enjuiciar. Van a tener que hacer muchos ejercicios de
contorsión para que logren borrar la mala imagen que se han ganado a pulso
durante su cómodo destino. Es hora de
los Jurados Populares.
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