PERSONAJES IRREPETIBLES: CARLOS ARIAS-NAVARRO
En un excelente documental sobre la Transición Española a la
muerte de Franco, se nos dan pasajes de aquellos momentos esperanzadores e ilusionantes
para la ciudadanía vasca que verlo ahora producn nostalgia, pero también
evidencian que aquellas expectativas no se han cumplido. Sin embargo, merece la
pena recordar imágenes trágico-cómicas de personajes como el rey Juan Carlos en
la ceremonia de juramento de los Principios del Movimiento. Aunque, lo que más
mueve a la sonrisa fue la imagen en la TVE del Presidente Carlos Arias-Navarro,
apodado “Carnicerito de Málaga”, según la voz en off, parece ser porque tenía una
carnicería en esa ciudad, para anunciar con expresión entre patética y rabiosa,
al borde de las lágrim: “Españoles: Franco ha muerto” Dice el comentarista que
el champan corría hasta por las alcantarillas para celebrar la noticia que no
acababa de llegar. Don Carlos fue el
inspirador del “Espíritu del 12 de febrero”, que a la larga se ha convertido en
el entramado de la La Transición que tanta felicidad ha producido,
singularmente a los vascos que buscan ver reconocido
su derecho a se les reconozca su identidad diferenciada. Para conocer en profundidad a este personaje
de opereta, es aconsejable leer el libro
de Pilar Urbano, “La gran desmemoria”,
en el que describe a un político sin entrañas y obsesionado con resucitar al Caudillo, para
que todo quedara atado y bien atado, la matraca en todos sus discursos. Lo
sorprendente y al mismo tiempo cínico es que actualmente estos personajes son
materia para chistes y bromas por parte de periodistas y comentaristas, muchos
de ellos se comportaron como lacayos y sirvieron en las filas de los apoyaron
el Régimen democrático orgánico de Franco. Tuvieron la agudeza de declararse
“demócratas de toda la vida” el 20 N. Pero leer sus crónicas de entonces elogiando al Caudillo o al rey,
con actitud servil o haciendo apología
de las leyes del Movimiento, a esos o a sus sucesores que ahora caricaturizan a
Arias-Navarro o a los que compartían aquella piara, habría que ponerles delante
de aquellas valientes y arriesgadas crónicas para ver si se les cae la cara de
cemento necesario para poder seguir abrevando en las pocilgas del gobierno de
turno al que les corresponda gracias a la democracia que nos ha traído la
Transición.
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