martes, 18 de agosto de 2015

COMEDORES SOCIALES



COMEDORES SOCIALES
Algo debe andar mal, cuando a los políticos no se les cae la cara de vergüenza ante los llamados Comedores Sociales, que son un remedo de Auxilio Social de la posguerra, sólo que setenta años después, cuando los españoles se pavonean   orgullosos  por ser  la Décima Potencia del Mundo. Todo lo que se habla sobre ello es la realidad cruda de la existencia de seres humanos que no pueden alimentarse correctamente a diario. Lo cínico es que sea materia de debate en foros públicos, como si se tratara de analizar si se permite o no que los perros hagan sus necesidades en jardines. Esta sociedad tan evolucionada ha perdido tanto la conciencia y el sentido de la solidaridad, que confunde la caridad y limosna por abrir escuelas en verano para que los niños pobres puedan alimentarse, a la que damos un tono de caritativo, cuando en realidad es administrar miseria, lo que debería ser motivo de  dimisión de políticos que no han sabido dar una solución no humillante a los que tienen el derecho a ser tratados con justicia, sin  oportunismo indignante. Quizá una aproximación a lo que es la atención a esta miserable política de comedores públicos sería la implantación por ley de la RGI como la existente hace tiempo en Euskadi. Pero también es  un simple parche, pues antes está el derecho constitucional tan cacareado  que ”todo ser humano tiene derecho a  un trabajo digno que le permita atender sus necesidades básicas con normalidad”,   Sin tener que agradecérselo a nadie.  Porque, curiosamente, en administraciones de izquierdas es donde los comedores sociales se han implantado con mayor urgencia, simulando progresismo.  Son iniciativas humillantes para los que tienen que acudir a ellos porque la sociedad no les soluciona un derecho vital.  Cáritas e iniciativas similares  como ONGs se convierten en  talismán de la  limosna estructural tan  acreditada en nuestra sociedad  y así se crea un sistema de caridad permanente que sirve para dulcificar  malas conciencias. Es rechazable porque  impone a los que lo perciben  su eterno agradecimiento. Carmena y otros alcaldes llenos de buena voluntad contribuyen con sus “iniciativas progresistas”, a transformar la justicia debida a todo ser humano, en caridad humillante. No es ése el fundamento de la Socialdemocracia?

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