NUEVA. ENCICLICA DEL PAPA FRANCISCO
“LAUDATIO SI. Sobre el cuidado de la casa común”. Así reza
el título de su mensaje a la humanidad sobre la naturaleza y el medio
ambiente. Se trata del primer texto de
un pontífice no expresado en el consabido lenguaje empalagoso y monótono
tradicional, como para monjas, frailes y beatas. Merece la pena conocer su
contenido, pues da muchas claves válidas
no sólo para los creyentes, sino para quien se preocupe del futuro del planeta
que parece que sólo le interesa a los
ecologistas y antisistema. La virtualidad del texto es que participa de todas
las inquietudes de los conservacionistas a favor de los que se decanta
decididamente, enfatizando sobre el
mundo que es creación de un ser superior
al que llama Dios. Hay una parte con la
que puede existir controversia, cuando
critica “el relativismo práctico” al que con buen criterio condena, pero dando a entender que en épocas pretéritas tal fenómeno no existía,
gracias a la ortodoxia doctrinal de la Iglesia Católica a la que otorga méritos
difíciles de identificar. Su historia es una secuencia de incumplimientos del
mensaje evangélico de su fundador. Papas libertinos y con objetivos
militaristas en alianzas con reyes, emperadores, operaciones invasoras luchando por objetivos temporales.
La excomunión de Lucero, las Cruzadas, el Estado Vaticano y sus misterios, la Inquisición,
guerras santas contra los infieles. La
síntesis dolorosa de la historia de incumplimiento de los evangelios la resume
el teólogo Hans Küng en su obra: “¿Tiene salvación la Iglesia?”. Por eso, salvando
su benevolencia hacia institución fundada por Cristo, quien prometió a los
Apóstoles su presencia en ella hasta la consumación de los siglos, Francisco,
con un lenguaje sin compromisos, hace una autocrítica valiente de los pecados e incumplimientos de los mandatos
evangélicos de la propia iglesia en todos los ámbitos. Lo novedoso es que su
descripción de la problemática humana engloba aspectos sociológicos y
filosóficos que están en el origen del deterioro del planeta en el que el rey
es el ser humano, pero también en cuyas manos está planearse la solución,
considerando que los atentados contra el medio ambiente deben ser valorados
como un grave incumplimiento de la doctrina evangélica, pues hasta ahora se asumía que los recursos
naturales eran ilimitados. De lectura
imprescindible.
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