jueves, 20 de agosto de 2015

ORREAGA: 15 DE AGOSTO DE 778



ORREAGA: 15 DE AGOSTO DE 778.
Dicen los historiadores de los perdedores que la historia la escriben los ganadores. Depende, pues si los ganadores lo logran en batallas defensivas y finalizan la  persecución al invasor en sus límites territoriales, en el árbol Malato, los perdedores escriben sus leyendas y gestas épicas en las que convierte al defensor en agresor  que es vencido y humillado en su propia tierra y debe soportar las insidias falsas del invasor derrotado. “El Cantar de Roldan”,   que describe en términos poéticos la batalla de Orreaga,  es el símbolo  que se remonta a la Edad Antigua. Es bien conocido por los españoles, no por los vascos, que siempre nos han engañado al  considerar  que éramos ajenos a aquella batalla que, se decía, se había librado entre franceses y musulmanes, describiendo la heroica gesta de los francos carolingios  a su paso por Orreaga. Han sido historiadores vascos, sin prejuicios y con rigor, los que han desvelado la realidad y ésta descubre que fueron  vascones (nuestros antepasados), los que vapulearon a las aguerridas tropas de Carlomagno cuando volvían  rechazados en Zaragoza por los musulmanes. En su paso por Pamplona  arrasaron al símbolo de lo que más tarde constituiría el Reino de Navarra y  madre amorosa de nuestra Euskal Herria,  que fue invadida por nuestros Católicos Reyes, Isabel y Fernando. Ahora nos enteramos que los vascos derrotaron al invencible ejército de Carlomagno en Orreaga. Pastores primitivos escasos, sin armamento, pero con un gran dominio de la estrategia militar que para sí la hubieran deseado Carlomagno, los generales prusianos, el mismo Clausewitz o los gloriosos generales de la Cruzada del 36. Lo curioso es que el monumento erigido en Orreaga para conmemorar la gesta, lo fue a instancias de españoles que lucharon junto con los carolingios contra los vascones y fueron derrotados. O sea que tenemos en nuestra tierra un recuerdo para alabanza de los que ayudaron a nuestros invasores, aunque tuvieron la mala fortuna de perder. Ahora, cuando montañeros vascos pasan por Ibañeta, se sonríen con cierta dosis de cinismo y satisfacción por sabernos herederos de aquellos vascones: los “perdedores” en la Leyenda de Roldan. Así escriben la historia los “ganadores”


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