viernes, 13 de noviembre de 2015

NUEVO ERROR DE LA ERTZAINTZA



NUEVO  ERROR DE LA ERTZAINTZA
En rueda de prensa un joven hace público que la Ertziantza le  acusa de ser el responsable de una organización armada. Escuchar sus argumentos negando su implicación sin pruebas le posiciona en absoluta indefensión. En una nota el Departamento de Interior del Gobierno Vasco hace público que la imputación  del grave delito se debe a un error propio y que no existe ninguna causa en su contra. No es la primera vez que la Ertzaintza se equivoca con consecuencias a veces irreversibles. Es una muestra más de la impericia de los policías al ser  seleccionados con criterios de capacidad física y para ejercer la violencia. Pero carecen de prueba alguna de tipo sicológico o de análisis de la conducta humana. Esa dualidad explica que la población se muestre temerosa ante la presencia de fuerzas policiales cuando realizan una operación contra grupos humanos. El modelo policial vigente propende a controlar el orden público como un bien superior, pero  opuesto al concepto de seguridad  que supone formar agentes con alta cualificación en psicología y experiencia en solución dialogada de conflictos. Ello requiere  asumir un determinad nivel de riesgo para capacitación y preparación en técnicas de análisis de conflictos y  en los que  la violencia contribuye decisivamente a exacerbar los ánimos. De ahí se desprende la escasa simpatía que se profesa cuando actúan con su equipamiento reglamentario para acosar, agravado psicológicamente con una  parafernalia para generar temor. Los errores de los cuerpos policiales no se pueden solventar de oficio o con una simple disculpa. Incluso ni siquiera los afectados reciben las explicaciones adecuadas, que sería de suyo lo lógico; es que en general los excesos de las escuadras policiales tienen efectos graves y frecuentemente irreversibles, por ello el cambio de paradigma     integral de la policía autonómica requeriría ante todo ser siempre veraces en su actuación y de inmediato, es decir, desterrar disculpas o subterfugios para ocultar hechos denunciados ante los jueces.  De los errores policiales  la opinión pública está perfectamente informada, por lo que supone un desprestigio creciente a medida que las declaraciones se dilatan con argumentos evasivos. Los mandos policiales disponen de mediciones que muestran un alto grado de popularidad de su tropa, pero sus conclusiones están predeterminadas y buscan mostrar una imagen idílica que no se corresponde con la realidad.


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