NUEVO ERROR DE LA
ERTZAINTZA
En rueda de prensa un joven hace público que la Ertziantza
le acusa de ser el responsable de una
organización armada. Escuchar sus argumentos negando su implicación sin pruebas
le posiciona en absoluta indefensión. En una nota el Departamento de Interior
del Gobierno Vasco hace público que la imputación del grave delito se debe a un error propio y
que no existe ninguna causa en su contra. No es la primera vez que la
Ertzaintza se equivoca con consecuencias a veces irreversibles. Es una muestra
más de la impericia de los policías al ser seleccionados con criterios de capacidad física
y para ejercer la violencia. Pero carecen de prueba alguna de tipo sicológico o
de análisis de la conducta humana. Esa dualidad explica que la población se
muestre temerosa ante la presencia de fuerzas policiales cuando realizan una
operación contra grupos humanos. El modelo policial vigente propende a
controlar el orden público como un bien superior, pero opuesto al concepto de seguridad que supone formar agentes con alta
cualificación en psicología y experiencia en solución dialogada de conflictos.
Ello requiere asumir un determinad nivel
de riesgo para capacitación y preparación en técnicas de análisis de conflictos
y en los que la violencia contribuye decisivamente a
exacerbar los ánimos. De ahí se desprende la escasa simpatía que se profesa cuando
actúan con su equipamiento reglamentario para acosar, agravado psicológicamente
con una parafernalia para generar temor.
Los errores de los cuerpos policiales no se pueden solventar de oficio o con
una simple disculpa. Incluso ni siquiera los afectados reciben las
explicaciones adecuadas, que sería de suyo lo lógico; es que en general los
excesos de las escuadras policiales tienen efectos graves y frecuentemente
irreversibles, por ello el cambio de paradigma integral de la policía autonómica requeriría
ante todo ser siempre veraces en su actuación y de inmediato, es decir, desterrar
disculpas o subterfugios para ocultar hechos denunciados ante los jueces. De los errores policiales la opinión pública está perfectamente
informada, por lo que supone un desprestigio creciente a medida que las
declaraciones se dilatan con argumentos evasivos. Los mandos policiales
disponen de mediciones que muestran un alto grado de popularidad de su tropa,
pero sus conclusiones están predeterminadas y buscan mostrar una imagen idílica
que no se corresponde con la realidad.
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